Rossana Reguillo explicó que, a diferencia de hace algunos años, hoy en redes hay tácticas más elaboradas para impulsar o desacreditar a alguien. Pone como ejemplo el caso del gobernador del Estado de México de Enrique Peña Nieto –cuando ocupaba ese cargo– a quien en Twitter le festejaban todos sus logros, pero al analizar los perfiles de esos apoyos, se distinguían bots, cuentas falsas que eran capaz de tuitear, retuitear o dar me gusta a ciertas publicaciones.
Sin embargo, con el paso de los años, ya no todo depende de bots. Ahora, se recurre a cuentas automatizadas personalmente, en las que hay usuarios o maestros de ceremonias que manejan cuentas para posicionar ciertos hashtags.
“Son cuentas que manejan personas reales, pero que no son quienes dicen que son y estas cuentas tienden a hacer llamados para levantar tendencias o para acallar algunas tendencias”, explicó en entrevista con Expansión Política.
El éxito de estas cuentas no está en cuánto contenido generan, sino en lo replicado que llega a ser el apoyo o ataque que portan. Además, por la convocatoria o llamado que hacen a otros usuarios a sumarse a esa crítica o respaldo.
De acuerdo con la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores, la clase política entendió el algoritmo de las redes y está metiendo dinero a éstas para desprestigiar o defenderse.