Comunidades frenan proyecto de reciclaje en Hidalgo: “No era justicia ambiental”
Comunidades rechazan la construcción del Parque Ecológico y así lo expresó la mayoría en una consulta ciudadana que se realizó el domingo 14 de diciembre.
La ciudadanía de los municipios de Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tula de Allende participaron en el ejercicio consultivo sobre el diseño e implementación del Parque Ecológico y de Reciclaje en Hidalgo.(Foto: economia-circular.mx)
Cuando el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum anunció al inicio del sexenio la construcción de un Parque Ecológico y de Reciclaje en la región Tula–Atitalaquia, en Hidalgo, la promesa fue ambiciosa: justicia ambiental para una de las zonas más contaminadas del país, manejo integral de residuos y recuperación de un territorio marcado por décadas de industria pesada, entre ellas la refinería de Pemex Miguel Hidalgo y la termoeléctrica de Tula.
El proyecto contemplaba la instalación de un complejo de economía circular en terrenos cercanos a Atitalaquia y Tula, una zona históricamente afectada por la contaminación del aire, del suelo y del agua.
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Sin embargo, el plan quedó sepultado meses después, luego de que en la consulta ciudadana realizada el pasado domingo 14 de diciembre el resultado fue contundente: la mayoría de las personas participantes votaron por el “no”.
Detrás de ese rechazo hay una historia de desconfianza, organización comunitaria y un territorio que, como dicen sus habitantes, “ya no aguanta un impacto ambiental más”.
Desde hace años colectivos ambientales y pobladores denunciaron afectaciones a la salud, contaminación persistente y una alta incidencia de enfermedades graves.
“En muchas enfermedades estamos por encima de la media nacional. Por ejemplo, de leucemia hay hasta cinco veces más probabilidades de que una persona de esta región la adquiera que en cualquier otra parte del país”, comentó al respecto René Romero, habitante de Tula y representante de la iniciativa Río Tula: Restauración y Justicia Socioecológica e Hidrológica.
De acuerdo con los resultados oficiales dados a conocer por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), se registró una participación ciudadana de 8.77% de la lista nominal, equivalente a 12,259 votos emitidos de un total de 139,831 ciudadanas y ciudadanos.(Francisco Villeda/ Cuartoscuro)
Un anuncio que encendió las alertas
El anuncio del parque, presentado desde el discurso oficial como un proyecto de economía circular y restauración ambiental, llegó como uno de los 100 compromisos que Sheinbaum asumió el 1 de octubre de 2024.
Luego de que el proyecto se dio a conocer, la oposición comenzó a manifestarse en contra, hasta que a finales de noviembre pasado las autoridades convocaron a una consulta ciudadana para definir el futuro del complejo, la cual se realizó después de que en el Congreso de la Unión se aprobó la Ley General de Economía Circular.
Para los colectivos y habitantes organizados que se opusieron al proyecto, el proceso de difusión y consulta de Parque estuvo lejos de ser un ejercicio neutral de participación ciudadana.
Citlali Martínez Reyes, integrante de la Unión Ecologista San Gerónimo Atlamaco y habitante de la comunidad de Tlamaco, municipio de Atitalaquia, aseguró que desde el anuncio del proyecto y durante la consulta se observaron múltiples irregularidades.
“Desde un principio vimos que era una simulación, una consulta amañada, porque no había información suficiente sobre el proyecto. Nunca nos presentaron una manifestación de impacto ambiental, que es lo mínimo que necesita un megaproyecto de esta magnitud”, señaló en entrevista.
De acuerdo con su testimonio, las reuniones informativas realizadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) fueron selectivas y dirigidas principalmente a funcionarios de los tres niveles de gobierno.
“No eran convocatorias abiertas a la población. De pronto ya estaban transmitiendo que había una reunión o después publicaban que habían estado en tal comunidad, pero eran sus propios trabajadores los que estaban ahí”, explicó.
René Romero coincidió en que la información oficial siempre fue parcial y explicó que, aunque el nombre hablaba de reciclaje, los detalles técnicos que comenzaron a conocerse encendieron las alertas.
“Decían que sería un proyecto metropolitano, de Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo. Hablaban de procesar hasta 1,000 toneladas diarias de basura, cuando los municipios decían generar solo 500. Evidentemente, la basura iba a venir de otro lado”, señaló.
“Mostraban renders bonitos, verdes, hablaban de un parque ecológico, de centros de investigación, hasta de una guardería, pero nunca explicaron cuáles serían los impactos negativos de las plantas para procesar residuos ni por qué se pretendía hacerlo a escala metropolitana”, agregó.
Las preocupaciones crecieron cuando, en conferencias y espacios públicos, se mencionó que el complejo recibiría residuos no solo de Hidalgo, sino también de la Ciudad de México y el Estado de México.
Romero dijo que en esos anuncios se habló de procesos como la incineración de lodos de plantas de tratamiento, manejo de llantas, residuos industriales y tecnologías como la pirólisis, es decir, la descomposición de materiales orgánicos mediante altas temperaturas y sin combustión directa.
“Eso nos encendió las alarmas, porque la región no aguanta un impacto ambiental más. Primero se necesita resolver lo que ya está, la contaminación histórica y los daños a la salud”, sostuvo.
Para los colectivos, el discurso de justicia ambiental resultaba contradictorio. Aseguran que la narrativa del parque ecológico fue solo un “gancho”.
“Nosotros pedimos un pulmón verde, un parque ecológico real. Ellos tomaron esa narrativa y la usaron para su campaña, pero ¿cómo nos van a limpiar el aire trayendo basura?”, cuestionó Citlali Martínez.
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Promoción oficial y presiones detrás de la consulta
Durante las semanas previas a la consulta, activistas y pobladores denunciaron que hubo una intensa campaña de difusión a favor del proyecto.
Angélica Arellano, de la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir, afirmó que el aparato gubernamental se volcó a promover el voto por el “sí”.
“Movieron todo su aparato: espectaculares en carreteras, brigadas casa por casa, servidores públicos repartiendo volantes. Mientras tanto, nosotros informábamos con nuestros propios recursos, cooperándonos hasta para imprimir hojas”, relató.
El día de la votación, añadió, se observaron prácticas de acarreo y condicionamiento. “Había gente que llevaba a otras personas en auto hasta la casilla y se tomaban fotos como evidencia. También hubo trabajadores de gobierno que sentían su empleo en riesgo si no votaban a favor”, denunció.
A pesar de ese escenario, el resultado fue un rechazo mayoritario. Para Romero, el desenlace sorprendió incluso a las autoridades.
“Ellos pensaban que tenían todo bajo control. Por eso se atrevieron a hacer la consulta. No esperaban perderla”, afirmó.
Entre quienes acudieron a votar estuvo Sacnité Martínez Reyes, habitante de Tlamaco, quien coincidió en que la promoción oficial tapizó su comunidad.
“Donde uno pusiera la mirada había un espectacular, en las tiendas, en las tortillerías, en el transporte. En todos lados te decían vota por el sí. No fue una consulta neutral”, aseguró.
Para ella, al igual que para los activistas de la región, no hubo neutralidad institucional en el proceso de consulta.
“Se supone que Semarnat tenía que darte toda la información y decirte ‘tú decides’. Pero no: todos te decían ‘vota por el sí’. Hasta la presidenta municipal (Claudia Sandoval) decía que era un proyecto muy bonito, que nos iba a traer justicia ambiental”, dijo.
Sacnité Martínez también cuestionó los cambios constantes en el discurso oficial.
Primero dijeron que iba a ser metropolitano. Luego lo fueron quitando. Cuando la gente pedía un pulmón verde, entonces ya dijeron que iba a tener parque y reforestación. Van cambiando la narrativa conforme hay resistencia
Sacnité Martínez
A ello se sumó la preocupación por los impactos a la salud. “Cada proceso de reciclaje es contaminante. Hablaban de pirólisis, de quemar residuos en ausencia de oxígeno. Eso no es inocuo”, advirtió.
En la región, el tema del cáncer apareció de forma recurrente para dar un voto a favor del "No".
“No hay familia aquí que no haya perdido a alguien por cáncer”, lamentó Sacnité. “Yo escuché del primer caso cuando tenía ocho años y después fueron jóvenes, señoras, niños. Tenemos un sobrino que murió de cáncer; es devastador ver morir a un bebé”, relató.
“¿Cómo le dices a alguien que tiene a su esposa con cáncer que vote por un proyecto que puede afectar más la salud de su familia?”, cuestionó René Romero en este mismo sentido.
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¿Qué sigue tras el ‘no’?
Tras el resultado de la consulta y ahora que la presidenta Sheinbaum anunció que el parque se construirá en otro lugar, los activistas insistieron en que el rechazo no significa oponerse al reciclaje, sino a concentrar residuos de otras regiones en un territorio ya saturado de contaminación.
Subrayaron que no quieren que el “no” se traduzca en abandono institucional. La demanda central sigue siendo un verdadero proceso de justicia ambiental, que incluya vigilancia real a las industrias ya instaladas.
“Si de verdad quieren justicia ambiental, que auditen empresa por empresa, que revisen si cumplen las normas. Las cementeras y caleras emiten de noche, cuando nadie ve. La calidad del aire aquí casi nunca es aceptable”, consideró Sacnité Martínez.
“No estamos en contra del manejo de residuos, pero debe hacerse a escala local. Cada municipio debe hacerse responsable de lo que genera”, agregó Citlali Ramírez.
Para los pobladores, la principal exigencia ahora es que el predio proyectado se destine a un verdadero pulmón verde.
Desde las primeras reuniones propusimos un parque ecológico real, una reserva que ayude a mitigar la contaminación que ya existe”
René Romero
Sacnité Ramírez coincidió en que “esas más de 700 hectáreas deberían destinarse a una reserva ecológica:
"Siempre nos prometen desarrollo, carreteras, hospitales, pero seguimos sin servicios básicos y sin un relleno sanitario digno”, comentó.
René añadió que cualquier solución debe comenzar desde lo local: separación de residuos, reducción, recolección diferenciada y participación ciudadana desde el diagnóstico hasta la evaluación.
“Cualquier política pública que no tome en cuenta a la comunidad está destinada a fracasar”, agregó.
Los colectivos también pidieron que se respete el resultado sin descalificar a la ciudadanía.
“Que no se nos culpe después de los problemas de basura. La responsabilidad de resolverlos sigue siendo de los municipios y del Estado”, advirtió René.
Para las organizaciones, la consulta dejó una lección clara: la participación ciudadana informada puede frenar proyectos impuestos. El reto, advierten, será que el “no” no derive en represalias ni en nuevos intentos de imponer planes similares sin diálogo real.
“No nos pueden volver a ignorar. Si de verdad se habla de justicia ambiental, tiene que empezar por escuchar a quienes vivimos aquí y cargamos todos los días con las consecuencias de la contaminación”, concluyó René.
“Esto no es estar en contra de todo”, agregó Sacnité Martínez: “Es defender la vida, la salud y el derecho a un ambiente sano. Eso no debería ser negociable”.