Según la acusación, dada a conocer por la Fiscalía de los Estados Unidos, Distrito Sur de Nueva York, Campo —quien trabajó durante 25 años en la DEA y llegó a ser subdirector de la Oficina de Operaciones Financieras— y Sensi acordaron lavar millones de dólares, transformar efectivo en criptomonedas e incluso facilitar pagos para la distribución de 220 kilogramos de cocaína.
También fueron señalados de haber explorado la adquisición de armas, equipo militar y drones explosivos para el CJNG, considerado uno de los grupos criminales más violentos de México y declarado Organización Terrorista Extranjera por Estados Unidos en febrero de 2025.
“El CJNG es una organización criminal violenta y corruptora que los neoyorquinos quieren desmantelar”, declaró el fiscal Clayton.
“Campo traicionó la misión que se le encomendó durante sus 25 años de carrera en la DEA”, agregó.
Por su parte, el administrador Cole subrayó que la acusación contra Campo —retirado desde 2016— envía un mensaje claro de que cualquier exagente que se involucre en actividades criminales “deshonra a los hombres y mujeres que sirven con integridad”.
Según los documentos judiciales, la investigación comenzó a finales de 2024, cuando Sensi inició reuniones con un informante confidencial que se hacía pasar por integrante del CJNG.
Tras ganar su confianza, le comentó que tenía un amigo con amplia experiencia en las operaciones financieras de la DEA y que podía ayudar al cártel a lavar ganancias del narcotráfico y obtener información confidencial.
En los meses siguientes, Campo se sumó a las conversaciones y, junto con Sensi, elaboró distintos planes para ocultar dinero del cártel mediante inversiones, transferencias y criptomonedas.