El objetivo es disminuir el consumo de refrescos y la frecuencia de obesidad, diabetes y males cardiacos.
“¿Qué tienen en común todas estas enfermedades? Que abusaron del consumo de refresco?”, subrayó. “No es el único factor, pero es probablemente el más importante desde el punto de vista preventivo”, comentó.
El secretario de Salud afirmó que México es uno de los países, junto a Colombia, que más refrescos consumen en el mundo. En promedio, cada mexicano bebe 166 litros al año. Alertó que siete de cada 10 niños y adolescentes lo consumen diariamente, a veces hasta en el desayuno.
“Somos uno de los países que más consumimos bebidas azucaradas”, dijo.
Los resultados son preocupantes: cuatro de cada 10 niños tienen obesidad o sobrepeso y dos terceras partes consumen más azúcar de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estima, indicó, que un refresco de 600 mililitros contiene entre 12 y 15 cucharaditas de azúcar.
Kershenobich detalló que las bebidas azucaradas son uno de los principales factores de desarrollo de obesidad, diabetes y enfermedades del corazón, debido a que el exceso de azúcar se acumula en la grasa abdominal. Su alto consumo, además, aumenta entre 23% y 31% el riesgo de sufrir un infarto o una hemorragia cerebral.
En México se atribuye al elevado consumo de refrescos uno de cada tres nuevos casos de diabetes y uno de cada siete nuevos casos de enfermedades cardiovasculares.
“El daño generado por el consumo de bebidas azucaradas en la infancia no desaparece, sino que se acumula y proyecta en el tiempo y da lugar a una serie de enfermedades”, explicó durante la conferencia mañanera de este martes.
El secretario expuso que, además, estas enfermedades desembocan en otras complicaciones de salud: pie diabético, enfermedad renal crónica, hígado graso o con cirrosis, que también registran alta prevalencia en el país.
Las personas, aseguró, pueden vivir hasta 10 años con discapacidad derivada de esas complicaciones y perder hasta 10 años de vida.