“El cáncer infantil es la primera causa de mortalidad en niños de cinco a 14 años de edad. Tenemos una sobrevida aproximadamente de 52% y queremos llegar a una sobrevida de 72%. Para hacer esto necesitamos incrementar la capacidad diagnóstica en los médicos de primer contacto, en lo que llamamos atención primaria”, detalló.
El protocolo considera reforzar la atención en las áreas rurales y crear eventualmente un registro de cáncer para poder dar tratamiento y seguimiento adecuado a las infancias.
De acuerdo con el secretario de Salud, el cáncer más frecuente en niñas y niños es la leucemia, los tumores cerebrales y testiculares. Cada año se detectan en promedio 7,101 casos de cáncer infantil en México, pero menos de la mitad no sobrevive, sobre todo porque el diagnóstico fue tardío debido a que no existe una prueba específica para la detección.
“Mucho de lo que ocurre en la mortalidad no es necesariamente el tratamiento, sino el diagnóstico temprano”, señaló.
“A diferencia del cáncer en las personas adultas, no tenemos una prueba de tamizaje. Por ejemplo, si alguien tiene un cáncer que es en mama, podemos hacer una mamografía, podemos hacer estudios; si tiene un cáncer cervicouterino, también. Pero en los niños no tenemos una prueba de tamizaje para hacer un diagnóstico oportuno, tiene que ser con datos clínicos", comentó.
Por eso es fundamental que todos los profesionales de la salud conozcan los signos y síntomas del cáncer infantil. Si un infante mantiene por más de 15 días una sudoración excesiva durante la noche, pierde peso, tiene dolores de cabeza persistentes, pupila blanca, dolor de huesos o puntos rojos sin explicación, entre otras señales de alarma, debe ser sometido a estudios de inmediato.
"Si el cáncer se detecta en fase temprana, es más probable que responda a un tratamiento eficaz. Queremos llegar al 70 o al 80% de sobrevida y de curación en estos niños y mejorar entonces la calidad de vida de niños y adolescentes y, además, optimizar los tratamientos que tenemos para cáncer”, subrayó.