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"La Corte debe tener contacto con ciudadanía y hacer justicia sin privilegios"

Sergio Molina es uno de los 64 candidatos a la Suprema Corte de Justicia; al igual que el resto de los contendientes se encuentra en las últimas semanas de campaña antes de la elección del 1 de junio.
lun 12 mayo 2025 05:06 PM
Sergio Molina

Sergio Molina lleva casi 15 años de carrera judicial en el que ha ocupado diversos cargos como juzgador y ahora quiere ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para "regresar" a la sociedad y a las instituciones lo que, dice, han invertido en él.

El candidato promete que de ganar llevará a cabo una impartición de justicia con visión social con el fin de permitir el crecimiento del país. Asegura que él es sinónimo de “justicia social”, porque “representa esta aspiración, esta idea y esta materialización de hacer una justicia sin privilegios, hacer una justicia desformalizada y una justicia que atienda los diversos sectores”.

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El juzgador afirma que la Suprema Corte tiene que tener mayor contacto con la ciudadanía, pues cada decisión que se tenga tiene un nacional, en los municipios, en los estados, y tiene que haber diálogo con las personas respecto a los cuales vas a resolver.

"El escucharlos, el mirarlos, no implica que vas a resolver a su favor pero te va a permitir tener una mayor idea de la incidencia que va a tener tu resolución en su comunidad", dice en entrevista con Expansión Política.

Sergio Molina

Molina, quien se dice con las 'manos limpias', también quiere ser ministro para cambiar el modelo de justicia laboral que se ha aplicado en el país.

“Queremos que ahora sea de mayor fuerza, de mayor integración para los trabajadores de México y el sector empleador, y queremos que esto se consolide desde la Suprema Corte llevando criterios novedosos”, señala.

De implementador de la reforma laboral a candidato a la Corte

Antes de salir de su casa, el aún consejero de la Judicatura Federal se prepara física y mentalmente para contender por el cargo; incluso lee un letrero que dice “ministro de la Suprema Corte de Justicia”, el cual le recuerda su objetivo es llegar a Pino Suárez 2, la sede del máximo tribunal del país.

¿Quién es Sergio Molina?

Sergio Molina es un soñador que, de una población minera del sur de Chihuahua se mudó, se preparó y se convirtió en abogado. Después quiso venir a la Ciudad de México para hacer estudios de posgrado y los concretó. Estuve en la Universidad Nacional en España, después un sueño me llevó a incorporarme al Poder Judicial de la Federación, ese sueño se cumplió siendo juzgador federal e implementador de la reforma en materia de justicia laboral y ahora tengo un sueño más grande.

¿Por qué quiere ser ministro de la SCJN?

Quiero consolidar un proyecto muy grande que implementamos. Soy el implementador de la reforma laboral en México. Buscamos cambiar el modelo de justicia laboral que por 100 años prevalece en México. Queremos que ahora sea de mayor fuerza, de mayor integración para los trabajadores de México y el sector empleador, y queremos que esto se consolide, desde la Corte llevando criterios novedosos, llevando política judicial efectiva y porque además hemos sido impartidores de justicia en seis ciudades diversas ciudades del país: Acapulco, Tlaxcala, Saltillo, León, Ciudad de México y Cancún, y esto me permite estar cerca con las distintas realidades.

¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades frente al resto de los candidatos?

El elemento que nos distingue es el elemento que hemos aprendido en 23 años de ejercicio público. Hemos aprendido que hemos cometido errores y que tenemos que encontrar una mejor forma de comunicación con la sociedad y quiero regresarle lo mucho que me ha dado en la aplicación de la solución de la ley.

La sociedad, las instituciones de educación han invertido tanto en mí, que quiero regresarles estos 23 años de experiencia para resolver los casos que se han sometido a mi consideración con dos características.

Una, que es la neutralidad. Mantengo una idea de que el juez y quien aspire a ser juez, tiene que ser neutro, y segundo, que tiene que ser honesto. Por eso la publicidad que encontrarán en mis distintas redes sociales muestra las manos para que se advierta la limpieza que mantenemos, porque muchos de nuestros compañeros se fueron, en mi caso yo me quedé.

¿Cómo ganar un lugar de los cuatro que hay para los hombres en la SCJN?

Vamos a ganar con mucho talento. Vamos a ganar con mucha imaginación, porque las reglas son bien específicas. Soy profundamente respetuoso de las reglas que ha impuesto el INE (Instituto Nacional Electoral), porque si quiero ser el árbitro tengo que respetar al árbitro.

Estamos comunicando un concepto bien específico. Justicia sin formalismos, justicia sin privilegios y una justicia social. ¿Qué implica este último concepto? Buscar una sociedad más desarrollada, buscar mejores estándares de vida. ¿En qué sustento esta idea de justicia social? En el fortalecimiento a los derechos de los trabajadores, al fortalecimiento de los derechos de los empleadores y al fortalecimiento del país como principal exportador a los Estados Unidos.

Usted lleva más de 10 años de carrera judicial. ¿Cree que es suficiente para llegar a la Suprema Corte de Justicia?

Tengo 23 años de experiencia y tengo, siendo juzgador federal, desde el 2011. Tenemos casi 15 años de ejercicio, pero esos 15 años de ejercicio, como juzgador, me han permitido estar en contacto con numerosísimas realidades, con los casos más difíciles que se pueda imaginar el público, con las regiones más desarrolladas.

Eso me parece que me permite estar en contacto con inversión, con desarrollo inmobiliario, con desarrollo del medio ambiente, con desarrollo en infraestructura. Eso me permite mantener una visión bien específica de mucha seriedad y mucho compromiso social con el país.

Sergio Molina

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La Reforma Judicial, "un péndulo"

Sergio Molina fue uno de los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) que votó para revocar el acuerdo que emitió la ministra presidenta Norma Piña en el que se pedía investigar a Arturo Zaldívar por presuntos actos de corrupción, por lo que asegura que su decisión se basó en que no había pruebas para continuar con ello.

El juzgador ha tenido diversos cargos en el Poder Judicial desde asesor de ministro, magistrado de circuito y consejero de la Judicatura, y durante ese tiempo, señala, ha impulsado que este Poder de la Unión cambie con el fin de que tenga más contacto con temas sociales.

Señala que la reforma al Poder Judicial que impulsó Andrés Manuel López Obrador, representó un “péndulo que estaba de un lado y se movió hacia otro”, por lo que asegura que hasta ahora no tiene elementos para evaluar si este cambio era "justificado".

¿Cuál es su opinión sobre la reforma al Poder Judicial?

La reforma al Poder Judicial fue un tema que removió muchas estructuras. Yo siempre lo pongo de ejemplo. El péndulo estaba en un lado y el péndulo se movió hacia el otro. En este momento no tengo los elementos para evaluar si este movimiento del péndulo era justificado que se moviera de un lado a otro.

Este movimiento pendular, la historia juzgará si era tan dramático uno u otro, pero lo que sí tenemos que reconocer es que el Poder Judicial estaba alejado de la sociedad.

Lo que sí estoy convencido es que el Poder Judicial debería de cambiar. Desde el 2018 vengo insistiendo, se lo dije al señor ministro (Luis María Aguilar), que el Poder Judicial tenía que cambiar. La reforma laboral tendría que haber sido la puerta que permitiría al Poder Judicial cambiar.

¿En qué sentido? Mayor contacto con estos temas sociales, mayor compromiso social, dejar de ser endogámicos, dejar de evaluarnos a nosotros mismos, de capacitarnos a nosotros mismos, de considerar que sólo nuestras sentencias hablarán por nosotros y perder el contacto con la sociedad.

En 2024 lo volvimos a hacer. Yo hablé con los altos funcionarios de impartición de justicia de este país y les propuse que frente a una iniciativa de reforma que existía del presidente Andrés Manuel, tendríamos que hacer una autocrítica y el Poder Judicial tendría que salir con esa autocrítica realizando una propuesta que contrastara a la que existía en 2024. Lamentablemente en el 2018 no se me escuchó, en el 2024 tampoco me escuchó.

¿Cuáles son los tres temas urgentes que necesita el Poder Judicial y la Suprema Corte de Justicia cambiar?

Como funcionario, como consejero de la Judicatura, la impartición de justicia va a ser más ágil, tenemos reclamos de que la justicia es lenta; tiene que ser desformalizada, esta excesiva formalización impide el acceso a la justicia, y la justicia debe estar separada del poder económico. ¿Por qué? Porque sólo aquellos que tienen una posibilidad de contratar grandes abogados o tener cabilderos, son los que tienen acceso.

Me parece que una legitimación democrática en la impartición de justicia es que todas las mexicanas, todos los mexicanos tengamos la posibilidad de ingresar a la impartición de justicia. Mucha gente dirá, pues yo no tengo problemas y no tengo posibilidades de conocer o la necesidad de estar en contacto con los jueces. Lo que pasa es que los jueces están más cerca de la ciudadanía, porque pueden incidir en que ganes más, en que tengas mayor salud, en que tengas mejor medio ambiente.

Todos estamos cerca de la justicia y todos estamos cerca de los jueces, directamente o indirectamente.

¿Qué opinas de las críticas que ha habido a la reforma del Poder Judicial?

Estamos en el cambio más profundo en los últimos 200 años. Todo cambio tiene múltiples aristas, todo cambio tiene múltiples visiones. Hay una visión muy crítica de la reforma, pero como soñador no me quedo en la discusión de esa parte crítica, que en efecto, se puede abrir, se puede señalar si el péndulo, como dijimos, se pudo haber movido de un lado a otro.

Lo que sí es que estamos en un proceso que nos va a llevar a transitar en jueces y magistrados, en aspirantes a ministros, a seguir impartiendo justicia, como en mi caso. Eso es en lo que estoy concentrado ahora, porque si abrimos la discusión, entonces me impide ver el tronco en un bosque y solo me quedo en las ramas.

Nuestro principal detractor son aquellos compañeros que nos critican a los otros compañeros que decidimos sumarnos a este proceso. Podemos seguir abriendo la discusión, pero además la discusión quedó cerrada porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una votación, determinó la imposibilidad de abrir el análisis de fondo.

¿Cuáles son los cambios que verán los mexicanos después de que se elijan a los jueces y tomen ya posesión?

Los cambios que verán los mexicanos es saber quiénes son sus ministros de la Suprema Corte, haberlos escuchado, algunos hasta haberlos sentido, porque ahora lo que implica la reforma es que sientan la ciudadanía, la población, a los jueces y magistrados.

¿Cómo es sentir en los actos públicos? En las visitas que hacemos a los distintos lugares, la gente, la población, ahora puede mirar de frente a los ministros. Los pueden escuchar de viva voz y en algunos casos saludarlos, abrazarlos y eso me permite sentir a la población, al pueblo, a la sociedad y caminar juntos, hacer una simbiosis. Eso es el elemento, me parece, cultural más importante.

De ahí se pueden desdoblar algunos otros elementos como muy técnicos. Estarán legitimados por la sociedad en una votación personal, libre, secreta y directa. Estarán legitimados porque habrán conocido, necesariamente, como tu servidor, las distintas realidades.

¿Crees que las condiciones para acceder a la justicia van a cambiar con esta nueva integración de la Suprema Corte? Ya no vamos a ver nuevamente acusaciones contra ministros como lo que pasó con Arturo Zaldívar que lo señalaban de haber presionado a jueces.

La Suprema Corte tiene que tener mayor contacto con la ciudadanía y el contacto con la ciudadanía lo da una figura muy específica que se llama Amicus curiae (amigos de la corte). Cada decisión que tenga un impacto nacional, cada decisión que tenga un impacto en los municipios, en los estados, tiene que haber escucha, tiene que haber diálogo con las personas respecto a los cuales vas a resolver. El escucharlos, el mirarlos, no implica que vas a resolver a su favor pero te va a permitir tener una mayor idea de la incidencia que va a tener tu resolución en su comunidad.

En segundo término hay ejemplos de cómo se puede sensibilizar. Uno de ellos es magistrados relatores. La Corte Interamericana y algunos otros países tienen estos magistrados que al resolverse un criterio, ellos lo llevan a la ciudadanía, a los grupos, a los jueces y también al dialogar con ellos lo llevan de regreso a la Suprema Corte.

La Suprema Corte tiene que tener puertas abiertas. Ese es un elemento que es el primero que va a cambiar. Si vas actualmente a la Suprema Corte no puedes caminar libremente. Te asignan una persona de seguridad y te lleva directamente hasta la puerta. Ese elemento de la forma es el fondo, porque entonces implica que no tienen ni siquiera libertad de deambular en un edificio de carácter público. No digo que no haya elementos de seguridad, pero sí hay elementos que restringen la libre participación y voluntad de las personas que acuden ahí. Esto tiene que cambiar.

¿Cree que su voto en el Consejo de la Judicatura sobre la investigación contra Arturo Zaldívar le puede afectar en sus aspiraciones?

Las decisiones del Consejo se toman por mayoría, no hay un voto aislado que decida una cosa; las votaciones se toman por mayoría y aquí hubo una mayoría de cuatro votos, incluyendo el mío, con un voto razonado de por qué tendríamos que desestimar una acusación.

Había una deficiencia técnica desde el auto inicial, desde la determinación inicial. ¿Cuál es esa deficiencia técnica? No existían relatados los elementos que pudieran admitir una denuncia anónima.

Es posible hacer una denuncia anónima, pero la denuncia anónima y la necesidad de admitirla sin pruebas, tendría que haberse razonado qué elementos de esa denuncia me llevaron a deducir que una denuncia anónima y sin pruebas tendría que admitirse a trámite.

Es algo un poquito técnico, pero que da muestra de que hubo una deficiencia que me impedía seguir sosteniendo un proceso que desde el origen era incorrecto. Así lo advertimos cuatro compañeros desde el Consejo, que resultó ser la mayoría.

¿No había pruebas?

No se acompañaron pruebas. Era un escrito anónimo. Aquí podemos hacer un escrito anónimo y decir hizo tantas cosas, pero la ley nos exige que acompañes las pruebas. Si no las acompañas, tiene que advertir el juzgador qué elementos, a partir de un razonamiento, me permitían deducir que lo que ahí se decía en una denuncia anónima sin pruebas, eran un grado de previsibilidad que realmente sucedieron.

¿Qué pasó con la reforma presentada por Záldivar? En su momento era una reforma muy ambiciosa y que nos vendieron que iba a cambiar realmente el Poder Judicial, pero estamos en otra transformación del Poder Judicial. ¿No funcionó esta reforma?

El Poder Judicial de la Federación era, hasta la reforma que actualmente vivimos, uno de los poderes, yo siempre les digo, más endogámicos. Nos resolvíamos a nosotros mismos, nos evaluábamos a nosotros mismos, nosotros mismos determinábamos quién eran los jueces, nos contratábamos a sí mismos, nos disciplinábamos a nosotros mismos. Esto no es que estuviera mal, pero esto nos hizo estar alejados del desarrollo político, social y económico, incluso cultural, del pueblo mexicano.

La reforma fue un primer intento por ajustar estas estructuras que entonces estableció elementos bien estrictos para la contratación de familiares políticos, para establecer la necesidad de contratar a solos funcionarios que fueran abogados, licenciados en Derecho. Estableció controles estrictos para la realización de lo que se denomina carrera judicial, la ascendencia.

Fue un primer elemento, pero no tocó los elementos fundamentales de una legitimidad democrática. En el mundo hay varios sistemas para elegir a los jueces. Uno de ellos es los méritos, los estudios, los exámenes, las competencias que demuestres en un determinado proceso. Y el otro es un elemento democrático a partir de la votación.

Parte de la reforma no tocó este último. Seguimos siendo nosotros mismos los que nos evaluábamos.

Sergio Molina

Parte de los argumentos del expresidente Andrés Manuel López Obrador para impulsar la reforma judicial fue quitar los privilegios de la Corte. ¿Qué piensa usted de ellos?

En efecto, los ministros y las ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación mantenían una diferenciación, por ejemplo, en las percepciones. El principal cuestionamiento fue en ese sentido.

Me parece que esto debió haberse dialogado de mejor forma y encontrar distinta solución a este cuestionamiento. Me parece que pudo haber existido mayor sensibilidad de las ministras y los ministros para encontrar una solución a este cuestionamiento.

No que fuera aceptado o no, pero tendría que haber habido un diálogo, pero sobre todo una muestra de esta necesidad de cambiar ciertos elementos en el discurso y realizarlas, porque tendremos que reconocer que México no es el mismo desde el 2018 ni el mismo del 2024, y lo que subyace en el ambiente es un elemento que busca la austeridad y que busca que no existan privilegios. Por eso he hablado de esta justicia sin privilegios, que es uno de los elementos que ahora nos ocupa.

Otra de las críticas es que los ministros ganan más que la presidenta. ¿Cuánto deberían de ganar y deberían bajarse los sueldos?

Había dos disposiciones en donde señalaba que no puede reducirse el sueldo de los jueces y magistrados y nadie puede ganar más que la presidenta. Este es un problema que había una colisión de las normas.

Ante esta colisión, el diálogo, la escucha es la que debería de haber resuelto, porque al final una postura que señaló que la Reforma Judicial era el elemento que tendría que cambiarlo fue la que prevaleció y eso me parece que no debió haber sido sin un diálogo respetuoso en función de lo que se estaba presentando en el ambiente.

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Juzgador en campaña

A dos semanas de que se terminen las campañas para las elecciones al Poder Judicial, habla sobre las limitantes que el INE dictó para llevar a cabo el proceso electoral. El experto en Derecho Constitucional explica que su campaña la realiza “con mucha inteligencia” para utilizar lo mínimo de recursos, como mandar cartas con publicidad a los 628 legisladores federales para darse a conocer.

¿Cómo te has preparado para las campañas?

Me he preparado física y mentalmente. Mentalmente, cada vez que salgo de mi casa, en su casa, tengo un letrero que dice ´Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sergio Molina”. Cada vez que salgo de tu casa, de mi casa, ese es el objetivo por el cual voy a trabajar las 14 horas del día, o 15 que trabajo.

Todos los días, cuando regreso, pienso, ¿qué he hecho por ese objetivo? Ese es el aspecto mental, es un aspecto que hemos trabajado mucho, de tener una visión, de tener un objetivo claro, por escrito, que me permite concentrarme las 24 horas del día.

Y físico, para recorrer todo el país, hablar con todos los sectores y grupos de la sociedad. El físico implica que tenga que hacer ejercicio, que tenga que comer bien y que tenga mucha energía, porque además soy profesor en la Universidad Nacional, escribo recensiones y ensayos.

Además no dejo de ser funcionario judicial. De lunes a miércoles soy consejero de la Judicatura Federal y atiendo temas para transitar y extinguir un Consejo para abrir un órgano de administración.

¿Qué es lo que pueden prometer si no son representantes populares y no caen promesas que no van a cumplir?

No es esta campaña como la hemos conocido, a través de promesas, de construir, de hacer. Nosotros solo tenemos la posibilidad de mostrar nuestras competencias, nuestra visión de la impartición de justicia.

¿Qué lentes vamos a tener para resolver la impartición de justicia? En mi caso, una impartición de justicia que realizaré a partir del 1 de septiembre con una visión social que nos permita el crecimiento de nuestro país, de cara a la posición geográfica que mantiene y este acuerdo comercial que hace al país ser el primer exportador a Norteamérica, y este no es un elemento menor, este elemento menor se basa en el esfuerzo de mujeres y hombres, y ese es el valor que respetaremos.

¿Cómo ven las limitantes que ha puesto el INE para hacer campaña? ¿Este tope de recursos que pueden gastar les alcanza para hacer campaña?

La campaña tiene que ser, como dijimos, de mucha inteligencia. Voy a ponerte un caso de cómo, con escasos recursos, se puede hacer inteligencia. Mandé 500 cartas y 128 cartas con mis datos curriculares y una propaganda. La mandé a la Cámara de Diputados para que todos los diputados del país y todos los senadores de este país conocieran al candidato. Son ideas originarias que podemos hacer.

Mis alumnos de la UNAM, en un evento que tuvimos este 1 de mayo, no hicimos el clásico evento con trabajadores y trabajadores, sino con los futuros operadores de la justicia laboral en México. Ellos pintaron sus manos de morado con un número 55, haciendo alegoría al número que me corresponde a la boleta.

Hacemos con las reglas imaginación, no podemos contratar lonas, carpas, sillas, mesas ni siquiera agua puedo dar en mis eventos. Entonces lo que hacemos es con mucho corazón, mucha energía y mucha empatía con las personas que nos acompañan.

¿Cuál cree que sería el principal reto para convencer a los ciudadanos para que voten por usted?

El convencimiento es la propuesta de una impartición de justicia, como dijimos, seria. Tenemos los elementos que la sociedad nos ha dado para regresarle y tenemos los años de experiencia como juzgador e implementador de una reforma para realizarla.

¿Cuál es la legitimidad con la que se conformará el Poder Judicial si el INE tiene un estimado de participación ciudadana del 8 al 15%?

Esta pregunta resulta del todo interesante. En los sistemas democráticos, un voto o 26 millones determinan al ganador. El INE está haciendo su máximo esfuerzo para organizar esta elección y los grados de participación dan la legitimación, porque la legitimación se obtiene con el voto, pero también la legitimación se obtiene como estamos haciendo, platicando con todos los sectores, conociendo todas las necesidades, recorriendo todos los distintos rincones del país para que la gente vea, escuche a los aspirantes a ministros de la Suprema Corte.

¿Por qué la gente debería votar por usted?

Porque el número 55 en la boleta morada representa un sinónimo de justicia social, porque el número 55 en la boleta morada representa esta aspiración, esta idea y esta materialización de hacer una justicia sin privilegios, hacer una justicia desformalizada y una justicia que atienda los diversos sectores, los distintos méxicos que mantiene el país.

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