Huracán Otis en Acapulco: Un Gobierno rebasado y una semana de caos y angustia
El intenso ciclón tropical que devastó el puerto de Guerrero ha puesto a prueba al Gobierno y ya dejó aprendizajes: mejorar la prevención, la inversión y la medición de los desastres naturales.
La comunicación telefónica se cortó a las 00:15 horas. Gislenne Zamayoa intentó en vano contactar de nuevo con su hermana, residente de Acapulco. No entraron más mensajes, llamadas ni whatsapps. Diez minutos después, Otis, el huracán más intenso de la historia del Pacífico mexicano, tocaba tierra en este puerto de Guerrero.
“Estábamos hablando con ella porque estaba asustada, pero se cortó la comunicación a las doce y cuarto y ya no supimos nada. A la mañana siguiente ya fue el estrés, el desespero, de ver noticias y ver todo lo que estaba sucediendo”, recuerda Zamayoa.
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Bastaron unas horas para que los vientos de 270 kilómetros devastaran los municipios de Coyuca de Benítez y Acapulco, donde el ciclón impactó la madrugada del 25 de octubre como categoría 5 de la escala Saffir-Simpson, la más alta en esta medición de huracanes.
Por la mañana, el Gobierno federal anunció las primeras acciones de atención a la emergencia: el despliegue de 400 elementos de las Fuerzas Armadas, que ahora suman más de 13,000, y funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quienes todavía trabajan en la reconexión de los servicios de luz y agua.
A una semana del paso del huracán Otis, el caos se mantiene en Acapulco. Todavía no hay un censo definitivo de víctimas; la población continúa clamando por comida y agua potable mientras que algunas familias buscan a personas extraviadas desde que el ciclón tropical arrasó con puertas, árboles, casas, edificios y pequeños negocios.
Un informe del sistema Copernicus de la Unión Europea estima que, de los 900,000 habitantes de Acapulco, 580,000 tienen afectaciones tras el paso del huracán que, además, dejó daños en alrededor de 65% del territorio de la zona costera.
Esto ha desatado críticas de opositores a la administración de Andrés Manuel López Obrador, quienes consideran que la respuesta institucional fue tardía y que las autoridades están rebasadas. Por otro lado, científicos han señalado que no se ha puesto sobre la mesa otro tema importante: el análisis de la política de prevención y atención a los desastres naturales.
"(El) gobierno federal sabía que esto ocurriría y no se preparó lo suficiente. Es inaceptable que no pueden tener comunicación de manera inmediata. Es dejar a los guerrerenses a la buena de Dios. Existen protocolos para atender estos fenómenos. Debieron estar preparados", declaró en el Senado de la República Xóchitl Gálvez, virtual candidata presidencial del Frente Amplio por México (FAM).
“Como si fuera un temblor”
Colocaron los colchones sobre las ventanas de su departamento de Punta Diamante; subieron alimentos y algunas cosas de valor al primer piso. Se alejaron de los cristales y se encerraron en el baño. Pasaron la noche con una linterna de emergencia. Así vivieron el impacto del huracán Otis la hermana y el cuñado de Gislenne Zamayoa.
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Se prepararon para un huracán de categoría 4, pero a las nueve de la noche del 24 de octubre, el Sistema Meteorológico Nacional informó que Otis era categoría 5. A esa hora no había mucho qué hacer para reforzar la seguridad más que resguardarse. A las 00:25 horas el ciclón tropical impactó en Acapulco.
“Dicen que la casa se movía como si estuviera temblando, pero como si fuera un temblor bastante largo”, comparte Zamayoa.
Acapulco y otros municipios de Guerrero amanecieron incomunicados y devastados, y el Gobierno federal no pudo informar, hasta un día después, sobre la cifra preliminar de víctimas mortales, desaparecidas y lesionadas. Una cifra que aún está por definirse, aunque se contabilizan casi 50. Deslaves y derrumbes cerraron la Autopista del Sol y la carretera federal hacia Acapulco.
"Es increíble que López Obrador no presente un solo dato en la mañanera, que no tenga comunicación satelital para saber cómo está la situación", criticó en la red social X Marko Cortés, líder nacional del PAN.
En la conferencia matutina del presidente López Obrador se informaron las primeras acciones de atención a la emergencia y, según el mandatario federal, el Plan DN-III, que se aplica en desastres naturales, entró en funcionamiento un día antes. Además, las autoridades locales habían decretado alerta roja en 30 municipios de Guerrero, entre ellos Acapulco, Zihuatanejo y Chilpancingo.
El propio López Obrador explicó que se trató de un fenómeno natural extraordinario, que en menos de un día evolucionó de tormenta tropical a categoría 5. “Nos habían informado que (el huracán) entraba de cuatro a seis de la mañana, y no, entró después de las 12, que tocó tierra y muy fuerte”, declaró entonces el presidente.
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Por la tarde, se dirigió por tierra a Acapulco, aunque los funcionarios de su gabinete que se desplazaron antes le avisaron que el camino era difícil. La comitiva presidencial se atascó en el lodo y tuvo que caminar, con López Obrador a la cabeza, hacia la zona del desastre.
Mientras tanto, no se había visto a la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, recorrer las comunidades afectadas.
Para entonces, las críticas escalaron de nivel, al acusar al gobierno federal de no alertar con tiempo a la población sobre el riesgo que representaba Otis. "¡Son irresponsables! Dijeron que lo estaban monitoreando y, después, que fue sorpresa. Bien pudieron haberle dicho a la gente que se preparara", aseveró Margarita Zavala, excandidata presidencial del PAN.
AMLO defiende estrategia
Ante las críticas, el presidente López Obrador defendió la respuesta de su gobierno. "Sí avisamos con tiempo", declaró el viernes 27 de octubre.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) difundió la primera alerta sobre el huracán Otis la mañana del 23 de octubre, cuando se desarrollaba como tormenta tropical. A las 16:00 horas del mismo día dio una conferencia de prensa para explicar la trayectoria del ciclón, que evolucionó a categoría 1 al medio día del 24 de octubre. Por la tarde de ese martes, hubo una nueva conferencia porque Otis aumentó a categoría 2. El SMN avisó a las seis de la tarde que había alcanzado el nivel 3 de intensidad y a las nueve de la noche, que ya era categoría 5.
Sin embargo, una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) divulgó que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió al menos 10 horas antes del potencial destructivo de Otis y exhortó a proteger a la población de Guerrero. Supuestamente, estas alertas fueron replicadas con retraso por el SMN.
"Si hubiéramos tenido más horas, mi hermana hubiera huido inmediatamente de Acapulco, no se hubiera enfrentado a un huracán de categoría 5", dice Zamaoya.
Jorge Zavala, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, ha explicado que faltó información del estado del océano y la atmósfera para alertar sobre Otis. Sin embargo, subrayó, todos los pronósticos fallaron, incluso los del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, donde se efectúan estudios con aviones cazahuracanes.
“Estaba previsto como tormenta tropical y rápidamente ascendió a huracán categoría 1 y subió hasta la categoría 5 en 12 horas, en vez de 24. Se debió prever este ascenso al menos un día antes”, explicó en una conferencia de prensa.
La falta de servicios y alimentos provocó el saqueo de tiendas departamentales y habitantes de otros municipios también clamaron por ayuda. Además, el gobierno estatal y el federal comenzaron reportando cifras diferentes de fallecidos y desaparecidos.
Mientras que Protección Civil reportó 48 decesos hasta el 29 de octubre, un día después la gobernadora de Guerrero bajó la cifra a 45. La explicación fue que se trataba de los cuerpos que tenía el Semefo y que eran muertes confirmadas. Hasta el 31 de octubre, sumaban 46 decesos y 58 personas desaparecidas.
Como Zamayoa, desde la Ciudad de México y otros estados, varias familias vivieron la angustia de no poderse comunicar con sus seres queridos.
Ante la falta de respuesta inmediata, han organizado grupos de Whatsapp y redes sociales para compartir fotos y datos personales, por si alguien ve y puede comunicarse con sus familiares. “Hay gente desaparecida, no sabemos de muchísima gente que está metida allá”, asegura Zamayoa.
Hasta ahora, el Gobierno federal ha prometido que la ayuda no faltará y ha instruido incluso a adelantar los programas sociales, también ha colocado cocinas comunitarias para distribuir raciones de comida mientras llegan las despensas que la población del país ha donado en diversos centros de acopio.
Además se alista un plan de reconstrucción, de ayuda a empresarios y de entrega de recursos económicos a los habitantes afectados.
Acciones del gobierno
Otras medidas que el Gobierno federal ha implementado para atender la emergencia es el envío de 1,048 profesionales de la salud a Guerrero y el traslado de los pacientes más graves a hospitales de la Ciudad de México. El IMSS y el ISSSTE preparan hospitales móviles para reforzar la atención médica. La Secretaría de Hacienda dará beneficios fiscales a los contribuyentes afectados por el huracán.
José, joven víctima de Otis, tenía pocos días en su trabajo en yate de Acapulco
El joven José Andrés Soberano es una de las víctimas que dejó el paso de Otis por el Puerto de Acapulco.https://t.co/1Rlvj8arHb
El Gobierno prevé entregar apoyos directos a los damnificados que perdieron electrodomésticos y a los pequeños negocios. Se espera que este miércoles, al presentar un informe general a una semana del impacto de Otis, el presidente divulgue los montos que recibirán los damnificados.
Prevención de desastres naturales
Este huracán reavivó el debate de si fue un error desaparecer el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), una bolsa de recursos para atender estas emergencias.
López Obrador afirma que se cuenta con los recursos suficientes para responder a la población afectada aunque no exista el Fonden.
Más allá de este fideicomiso, científicos consideran que lo que no se ha puesto sobre la mesa es la política de prevención y atención a los desastres naturales.
Jorge Zavala, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera, explica que desde 2005, cuando el huracán Katrina, uno de los más destructivos, impactó Estados Unidos se habla de la necesidad de mejorar el monitoreo de los ciclones.
Sin embargo, Otis vino a demostrar que los sistemas de monitoreo no están diseñados para una falla en los pronósticos tan grande, por lo que los protocolos deben mejorarse ante huracanes más intensos y frecuentes por el cambio climático.
En el caso de México, se podría invetir mucho más en la prevención y la medición de desastres naturales. El experto calcula que, incluso, alcanzaría para adquirir un cazahuracanes y costaría menos que la reconstrucción de Acapulco, pues un análisis de Core Logic estima que solo los daños del impacto de los vientos del huracánprovocarán pérdidas económicas en Guerrero de hasta 15,000 millones de dólares.
El paso de este huracán se ha convertido en una guerra política y mientras opositores y oficialistas se enfrentan y critican, algunas personas de Acapulco salen del puerto por sus propios medios para salvar la vida, como la hermana de Gislenne Zamayoa, quien manejó dos días para llegar a la Ciudad de México.
"Es una impotencia porque en realidad no tienes a quien echarle la culpa, porque fue un fenómeno natural, pero me queda claro que también pudimos haber hecho mucho más", dice Zamayoa.