De las personas que murieron, solo 31.1% contaba con afiliación al IMSS; 6.8% recibía atención médica a través del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) o de IMSS-Bienestar y 2.9% en otras instituciones.
Pese a la estrategia del gobierno federal de brindar atención médica gratuita a todas las personas sin seguridad social, y aunque se modificó el tratamiento para las personas con VIH, el año pasado falleció más gente con esta enfermedad que no tenía derechohabiencia.
En 2018 se reportó una tasa de mortalidad de 4.0 por cada 100,000 habitantes, debido a enfermedades relacionadas con el VIH.
“Lo anterior significó el primer aumento en casi una década”, aseguró el Inegi en el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Durante 2019 la tasa de mortalidad subió a 4.2 y en 2020, en el contexto de la pandemia, disminuyó a 3.6; pero después subió ligeramente a 3.7 en 2021.
La mayoría de los decesos se concentró en personas de 30 a 40 años, con 2,041 casos. Además, 1,237 fallecimientos ocurrieron en el grupo de 45 a 59 años, con 1,237, y entre la población de 15 a 29 años se registraron 977 muertes.