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Jesuitas: “Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos"

El padre Javier "El Pato" Ávila le exigió al presidente revisar la política de seguridad, en la misa de despedida de los sacerdotes jesuitas y el guía de turistas asesinados en Cerocahui, Chihuahua.
sáb 25 junio 2022 06:20 PM
(Funeral de los padres jesuitas Javier Campos Morales, "El Gallo" y Joaquín César Mora Salazar "El Morita")
Javier Campos Morales, "El Gallo" y Joaquín César Mora Salazar "El Morita" fueron despedidos con una misa a la que asistieron miembros de la Compañía de Jesús y fieles rarámuris que danzaron en su honor.

Integrantes de la comunidad jesuita le pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador revisar el proyecto de seguridad en la misa de despedida de los padres Javier Campos Morales, "El Gallo" y Joaquín César Mora Salazar "El Morita" quienes fueron asesinados el pasado lunes en el templo de Cerocahui cuando protegieron a Pedro Palma, guía de turistas, quien también fue asesinado.

“Desde este recinto sagrado, espacio de reconciliación, de paz y de esperanza, respetuosamente pedimos, señor presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien y esto es clamor popular”, resaltó el padre Javier "El Pato" Ávila desde el púlpito.

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Ávila, párroco de Creel, exclamó: “Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, lo que suscitó aplausos y muestras de apoyo. El padre tuvo que tomar unos segundos para recomponerse pues lo invadió la emoción.

Sus palabras conmocionaron a los feligreses que se congregaron para despedir a los padres "El Gallo" y "Morita" quienes contaban con gran reconocimiento en las comunidades de la sierra Tarahumara por su alto sentido de servicio.

"Para ambos sacerdotes se acabó el combate. Nosotros seguimos adelante", expuso el padre Ávila, al comentar que las muertes de los sacerdotes dio a conocer al país y al mundo entero la situación que vive la Tarahumara.

El padre quien como "El Gallo" y "Morita" tiene también bastante reconocimiento en la región, expresó que la muerte para quienes no creen en Jesús es tragedia y para los jesuitas es dolor, pero también es un enorme gozo por saber que "dieron seguimiento a Jesús de Nazareth".

"La aceptación de estos hechos no es resignación, es la serenidad de la vida que nos abarca todos los días. Se fueron sin pedir permiso y con su morral lleno de historias y de amores", añadió al recordar que en el país hay miles de muertos y desaparecidos que mantienen vivo el dolor y la tristeza en miles de familias.

En tal sentido, agradeció la presencia de un grupo de familias que buscan a sus hijos presentes en la misa.

"Los sistemas le apuestan al olvido, nosotros le apostamos a la memoria", anotó al lamentar la "vergonzosa impunidad que arropa todo el país. ¡Los jesuitas no abandonaremos la misión y menos el servicio a la gente!", exclamó.

#En Fotos l La comunidad rarámuri​ le da el último adiós a sacerdotes jesuitas

Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

Sacerdotes cubren con telas blancas los ataúdes de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora.

Sacerdotes cubrieron con mantas blancas los féretros acudieron a la misa celebrada por el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann; el provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid y el padre Javier "El Pato" Ávila.
José Luis González/Reuters
Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

Una mujer despide con su llanto al sacerdote Javier Campos.

Una feligrés se desmoronó sobre el ataúd del sacerdote Javier Campos.
José Luis González/Reuters
Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

El padre Javier "El Pato" Ávila se quebrantó al emitir su mensaje en el la misa de despedida de los sacerdotes jesuitas asesinados en Cerocahui, Chihuahua.

El padre Javier "El Pato" Ávila le exigió desde el púlpito revisar la estrategia de seguridad al presidente Andrés Manuel López Obrador.
José Luis González/Reuters
Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

Los abrazos en la comunidad precedieron la misa en honor a los padres jesuitas asesinados.

Un sacerdote abraza a una persona antes de iniciarse la misa en honor de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora.
José Luis González/Reuters
Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

Feligreses cargan una foto del cura Javier Campos.

Después de la misa, pobladores cargaron un retrato del sacerdote jesuita Javier Campos, asesinado en el pueblo de Cerocahui.
José Luis González/Reuters
Funeral held for murdered priests in Chihuahua, Mexico

Antes de la misa en honor a los padres Javier Campos y Joaquín Mora.

Antes de iniciar la misa en honor de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados en el pueblo de Cerocahui, los fieles iniciaron un rezo, en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús en Chihuahua.
José Luis González/Reuters

Y al lamentar que el país esté "invadido por la violencia y la impunidad", hizo eco de las palabras del Papa Francisco que tras la muerte de ambos sacerdotes resaltó: “¡Cuántos asesinatos en México!”.

“Nuestro tono es pacífico, pero alto y claro: invitando a que las acciones de gobierno finalmente acaben con la impunidad imperante en nuestra sociedad. Son miles, miles de dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, expresó el prelado.

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Además de Ávila Aguirre, la misa fue concelebrada por el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann y el provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid.

Luis Gerardo Moro leyó una misiva de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe y enfatizó que en medio del dolor hay un sentimiento de agradecimiento porque estos asesinatos hicieron que el mundo volteara a la sierra Tarahumara.

"Hay huecos, vacíos, pero no ausencias"

El obispo Miranda Weckmann destacó la vida de servicio que tuvieron los sacerdotes que fueron víctimas mortales el pasado lunes cuando intentaban proteger a un guía de turistas quien también fue asesinado.

El padre Javier Ávila abonó con ese historial y mencionó que los sacerdotes “Gallo” y “Morita” dieron testimonio de fe hasta el último momento de su vida; “eran dos sacerdotes enamorados de la comunidad indígena”, por ello “hay huecos, hay vacíos, pero no hay ausencias”.

Es muy fácil ser humano, pero muy difícil hacerse humano “y en Javier y en Joaquín siempre encontramos a dos hermanos, a dos sacerdotes profundamente humanos”, externó.

El padre Ávila expresó con la voz cortada que la iglesia sabe perdonar “y perdonamos”. Entre los feligreses también hubo lágrimas.

“Regresaremos a la tierra los cuerpos de nuestros hermanos, cuya memoria estará presente en toda la comunidad jesuita y los feligreses. Sus nombres seguirán rebotando en el eco de los barrancos y en el susurro del viento que recorre los pinos y las montañas".

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El retorno a la Tarahumara

Entre manifestaciones de ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva el Padre Gallo! ¡Viva el padre Morita! y ¡Viva México”, así como bailes y cantos, la comunidad Tarahumara despidió a sus sacerdotes y se dio paso para que los feligreses que no pudieron ingresar a la iglesia, lo hicieran de manera ordenada.

Los féretros de madera fueron rociados con agua bendita y cubiertos con mantas, a las que le colocaron la biblia y unas flores encima.

Tras la misa, los cuerpos de los dos sacerdotes que fueron recuperados 72 horas después de sus asesinatos, fueron trasladados a la comunidad de Cerocahui donde serán velados durante la noche.

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