El mitin se llevó a cabo en Lomas Taurinas, uno de los barrios más pobres y peligrosos de la entidad, pero por órdenes del PRI no hubo seguridad. Pese a ello, el arribo del candidato, su convivencia con los asistentes y su discurso se efectuaron exitosamente; el suceso histórico del asesinato de Colosio que quedó grabado en video vino cuando éste bajó del podio.
La cantidad de personas que acudieron a ver al candidato se calcula arriba de las 4,000; conforme Colosio Murrieta avanzaba hacia su vehículo, fue rodeado por los pobladores y poco a poco se separó de su equipo de seguridad personal. Lo siguiente fue que un revolver apuntó y disparó a su cabeza.
Aunque el abanderado del tricolor fue trasladado a un hospital, se declaró su muerte a las 18:55. El PRI se había quedado sin candidato a la presidencia.
La historia tras la foto: El último adiós a Colosio
El funeral de Colosio se llevó a cabo el 25 de marzo en la sede nacional del PRI. A él acudieron familiares, activistas y políticos. Entre los personajes que se encontraban en el lugar estaba Ernesto Zedillo, su jefe de campaña y Fernando Ortiz Arana, presidente nacional del PRI en ese momento, a quienes se les puede ver en la fotografía.
La controversia que llegaría luego del asesinato de Colosio y de imágenes como esta, fue el destape de Zedillo como el nuevo candidato del partido a la presidencia de México, cinco días después del asesinato y tres del funeral.
“Ernesto Zedillo representa, como Colosio en su día, la continuidad del modelo salinista de modernización de México, casi consumado en lo económico, pero aún incipiente en lo que se refiere a la verdadera transformación política que necesita el país, la gran asignatura pendiente que el malogrado, Colosio levantó como bandera durante su campaña”, escribió El País en 1994 ante esta asignatura.