El objetivo, dijo Encinas, no solo es hacer búsquedas en campo, en archivos, en panteones, en fosas comunes, sino también en sitios que hasta ahora han estado prácticamente censurados para cualquier tipo de investigación.
Entre ellos, instalaciones civiles o militares donde se presuma que pueden encontrarse restos o vestigios de las personas desaparecidas.
Cuarto: se buscará la reparación integral, no solamente de las víctimas en particular, sino también habrá atención a la reparación colectiva, porque en muchos casos sufrieron graves violaciones comunidades enteras.
Quinto: el gobierno trabajará no solo con las víctimas directas, sino también con las comunidades que se vieron afectadas por este tipo de prácticas del Estado mexicano.
¿Qué archivos se abrirán?
Dentro del decreto, también se contempla que habrá un mecanismo para garantizar la memoria, por lo que toda la información disponible en el Archivo General de la Nación (AGN), tanto de la Defensa Nacional, del Estado Mayor Presidencial, de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), del CISEN y todos los órganos de inteligencia del Estado, estarán disponibles para su análisis e investigación.
“Debemos reconocer que tenemos avances importantes y si bien falta todavía sistematizar muchos de los archivos que han sido entregados al AGN, hay instituciones que nos están acompañando”, como la Universidad Autónoma de la CDMX y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
En esta última institución académica se concentrarán, en el llamado edificio Carolino —un complejo arquitectónico que data del Siglo XVI y que es considerado no solo patrimonio de México sino de la Humanidad—, todos los acervos de información más importante respecto a los hechos de la guerra sucia.