Además, casi 7.8 millones de estudiantes están en riesgo medio alto, pues, aunque tuvieron un dispositivo tecnológico como computadora, laptop, tableta o teléfono inteligente con acceso a internet, no contaron con una persona que guiara su aprendizaje en casa.
“Estas cifras reflejan que los desafíos que impone la educación virtual no se viven igual en todos los hogares de México, pues habrá alumnos con los recursos necesarios para mitigar los impactos negativos y compensar los aprendizajes, pero habrá otros que no hayan contado con lo necesario para adquirir los aprendizajes esperados, lo que a su vez, incrementa las disparidades entre los alumnos, que podría profundizar la desigualdad que se vive en nuestro país”, advierte el IMCO.
El documento destaca además que el rezago educativo puede tener consecuencias trascendentales para los trabajadores y la competitividad del país: "Un país con una población que tiene menos habilidades enfrenta dos tipos de costos económicos".
A nivel individual, los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados. Según datos del Banco Mundial, esto hará que el estudiante promedio pierda el 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
A nivel país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 3.4 billones de dólares, equivalente a 136% del PIB de 2019. Esto implicaría que nuestro país dejaría de producir hasta 1.7% del PIB cada año.
Ante este panorama, el IMCO resaltó que, una vez que sea posible un regreso a clases seguro, recuperar las habilidades de los jóvenes debe ser el objetivo central de la respuesta educativa a la pandemia para evitar que el rezago en el aprendizaje se vuelvan permanente.