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¿Llamadas o registro on-line?, padrón de vacunación de COVID-19 confunde

En la víspera de la llegada de más vacunas, que se empezaría a aplicar a los adultos mayores, crecen las dudas sobre el plan de vacunación del gobierno federal.
vie 12 febrero 2021 11:00 AM
Adultos mayores
Solo el 30% del estimado de personas mayores de 60 años se han inscrito en Mi Vacuna.

A Josefina le llamaron en enero para saber si se quería vacunar de COVID-19. La mujer de 94 años recibe la pensión para el Bienestar para adultos mayores y gracias a ello estaba ubicada. No fue el caso de Avelina, de 93 años, pues al no recibir apoyos sociales del gobierno no está en el Censo del Bienestar y no recibió la llamada.

Ambas fueron registradas por sus familiares en la página MiVacuna para recibir un folio con el que, de acuerdo con la Secretaría de Salud, recibirán una llamada para decirles el lugar y fecha para recibir la vacuna. A diferencia de Josefina, a Avelina no le han preguntado si tiene los medios para acudir a un centro.

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Este es uno de los ejemplos que han confundido a la población sobre el plan de vacunación. Mientras que Estados Unidos ha superado la aplicación de 2 millones de dosis por día, ocupando los centros de salud, estadios hasta parques de diversión, donde la gente acude a recibir sus inyecciones, en México apenas están generando un censo de vacunación, que ya desata dudas.

Juan Carlos Montoya, académico de la Universidad La Salle, señala que es un tema que se tiene que revisar porque todavía hay dudas entre las personas que les llamaron y no saben si se tienen que registrar o no, por lo que hay que tener claridad en el proceso.

“La comunicación no está siendo fluida por ninguna vía, y por el otro lado, la estrategia no ha sido buena, pues no sabemos a cuántos han registrado por la página y cuántos por llamada o si están duplicados”, comenta.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta el 10 de febrero –una semana después de que empezara a funcionar la página para el registro– se han registrado 4 millones 382,593 personas, el 30% de los 14.4 millones de personas mayores de 60 años que se estima hay en el país. Y, a diferencia de quienes recibieron la llamada, a quienes se registraron no les preguntaron si puede acudir por sus propios medios a un centro de vacunación o le tendrían que llevar la inyección a su hogar.

Tanto Montoya, como Karina Tamayo, de Inteligencia Pública, cuestionan el hecho de que no se haya aprovechado la información que ya está disponible o apoyarse de otras instituciones que poseen datos de cuántos son los adultos mayores, dónde están y su accesibilidad, como es el caso del Censo que acaba realizar el Inegi, que cuenta con datos actualizados de 2020 con estos detalles, algo que no tenían en otros países.

“Rescato tener un padrón. Es necesario desde el punto de vista de planeación, es clave para saber cuántas vacunas y a qué lugares deben llegar”, comenta Karina Tamayo.

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Después del registro, toca esperar a que te vuelvan a llamar para indicarte el día y lugar de vacunación. Esto significaría llamar a 14 millones de personas en la primera etapa, luego garantizar que en los centros designados, las personas lleguen y esté la cantidad de vacunas suficiente y los cuidados necesarios para evitar aglomeraciones, advierte Rogelio Gómez Hermosillo, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

“¿Cómo haces para que estén 30 minutos, en diferentes condiciones, con la distancia adecuada, pensar todo eso requiere una serie de definiciones que no se pueden improvisar, debe haber una cadena muy clara de criterios y responsabilidades”, dice.

El director del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), Juan Antonio Ferrer Aguilar, aseguró que es “la campaña de vacunación más grande que se haya realizado en el país”, por lo que la información ordenada por grupos de edad juega un papel importante.

“Contamos con soporte digital para garantizar la eficiencia de la logística de vacunación”, dijo al recordar que para el inicio de la inmunización a personas adultas mayores, se trabaja a través de llamadas telefónicas y registro electrónico en su identificación y localización, así como en la definición de quienes requieren la aplicación del biológico en su domicilio.

No obstante, a unos días de que llegue un lote de vacunas de AstraZeneca, que es el que se empezaría a aplicar a los adultos mayores a partir de que lleguen, el próximo 14 de febrero, aún no hay mucha claridad en quienes comenzarían a ser llamados para aplicarles la inyección, cuando las dosis alcanzarán para menos de un millón de personas mayores de 60 años.

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Tampoco hay claridad de cómo funcionará el plan de vacunación en las siguientes etapas, donde se prevé vacunar a 12.7 millones de personas entre abril y mayo, y 16.2 millones entre mayo y junio. En ese contexto, la comunicación, la transparencia y la participación de todos los sectores juegan un papel importante.

Montoya recuerda que es útil ver cómo ha funcionado en otros países y utilizar la misa información y herramientas que hay en México, como el Censo del Inegi, para ello, o la experiencia de otros países.

Estados Unidos ha aplicado más de 40 millones de vacunas, de los cuales al menos ocho millones de personas han recibido el esquema completo. La logística y la cobertura depende de cada estado, pues cada uno determinó sus grupos prioritarios –la mayoría tiene a personal médico y adultos mayores en el primer sitio– quienes asisten a los centros de vacunación. En México, desde el 24 de diciembre se aplicado alrededor de 700,000 inmunizaciones.

Ve además: México vacunará a 70% de sus adultos hasta mitad de 2022

Gómez Hermosillo señala que se requiere participación desde los distintos frentes para saber desde cuál es el mejor lugar en cada población, cuáles son los puntos de confluencia, etc. por lo que se tiene que involucrar a universidades, municipios, secretarias de salud de los estados y Fuerzas Armadas para garantizar que las personas serán llamadas en tiempo y forma y se les tendrá asegurada su vacuna y su segunda dosis cuando les corresponda.

Tamayo comenta que la situación es incierta y ha causado desconcierto, incluso en el sector salud, justo por la falta de información y de claridad en la comunicación.

“Hay desinformación, opacidad, dan cifras distintas. Esto ha generado, más incertidumbre, miedos y desconfianza. Uno de los grandes retos es contar con una estrategia de comunicación eficaz y efectiva, que brinde información comprensible para toda la población, en lenguaje ciudadano, que se caracterice por transparencia”, comenta.

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