El índice lo siguen encabezando Dinamarca y Nueva Zelanda, seguidos de Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza en la segunda posición, mientras que al fondo se ubican Sudán del Sur y Somalia. México se encuentra al nivel de países como Bolivia, Kenia, Kirguistán y Pakistán.
El presidente busca llegar a los primeros lugares, y si bien el resultado es un avance significativo, México todavía está lejos de esa meta. En dos años, el país logró escalar del puesto 138 al 124, aunque sus calificaciones no han variado mucho. En 2018, obtuvo 28 puntos; en 2019, 29, y en 2020, 31, en una escala de 0-100 en la que 0 es igual al nivel más alto de corrupción percibida y 100 es igual al más bajo.
Aunque estos datos muestran una tendencia positiva para el país, México no recupera aún su mejor evaluación histórica, que fue de 35 puntos en 2014”.
Transparencia Internacional
Uno de los factores que preocupan a Transparencia Internacional es la falta de sanciones para los casos y las redes de corrupción que ya son del conocimiento de la opinión pública tras ser revelados por periodistas de investigación.
La organización resalta que de 2016 a 2019 ninguno de los casos de corrupción transnacional que involucran a empresas y funcionarios mexicanos fue sancionado en México, por lo que señala que “el riesgo de impunidad, tras conocerse estos casos y no haber identificado sanciones firmes por parte de las autoridades, sigue latente”.