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Con investigación e insumos, universidades se unen a la lucha contra el COVID-19

Instituciones como la UNAM, el IPN, la Universidad Autónoma de Querétaro y el Tec de Monterrey han formado grupos de expertos para investigar al virus y también desarrollan insumos.
vie 03 abril 2020 07:40 PM
universidades covid
Entre los insumos médicos desarrollados por estudiantes, egresados y profesores están los cubrebocas, las caretas e incluso los ventiladores.

Ventiladores, cubrebocas y caretas son algunos instrumentos que proyectos de diversas universidades han desarrollado en los últimos días, en medio la emergencia sanitaria que vive el país a consecuencia de la propagación del coronavirus COVID-19.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Quéretaro (UAQ), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Centro de Ciencias de Sinaloa son algunas de las instituciones académicas que han decidido unir esfuerzos para combatir esta pandemia, que ya acumula más de 1 millón de personas contagiadas en el mundo.

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En esta lucha, la UNAM integró tres grupos de trabajo con tareas específicas, para atender necesidades en materia de salud, ambiente e insumos.

El grupo sobre salud, coordinado por Imelda López Villaseñor, directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas, y Tonatiuh Ramírez Reivich, director del Instituto de Biotecnología, se encarga de la realización y el desarrollo de pruebas de diagnóstico adicionales, monitoreo de la difusión de contagios, y apoyo al sector salud en la realización de pruebas en hospitales y entidades federativas.

El grupo de insumos e instrumentación, coordinado por Cecilia Noguez Garrido, directora del Instituto de Física, y Catalina Stern Forgach, directora de la Facultad de Ciencias, se encarga del diseño y desarrollo de prototipos y pruebas para equipos como máscaras, cubrebocas, termómetros, ventiladores, válvulas para ventiladores, caretas y equipos protectores para personal de salud.

El equipo sobre efectos ambientales, que encabezan Telma Castro Romero, directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, y Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía, se dedica al estudio de los cambios ambientales provocados por la disminución de la actividad humana en el agua, el aire y el suelo, así como al de correlaciones entre efectos ambientales, predisposición y vulnerabilidad ante la pandemia.

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En el IPN, los trabajos se han centrado en el desarrollo de cubrebocas, ventiladores mecánicos y un fármaco para reforzar la respuesta inmune de las personas.

El 'Poli' trabaja en dos tipos de ventiladores: invasivo y no invasivo.

El ventilador invasivo está en fase de pruebas, que serán concluidas en breve para que pueda ser utilizado en los casos graves de COVID-19. Una vez validado, estará disponible en código abierto para ser producido en cualquier lugar que cuente con la infraestructura y los componentes necesarios. Con las capacidades de impresión 3D del IPN, se pueden fabricar 90 ventiladores de este tipo y se busca producir más en alianza con empresas.

En cuanto a la fabricación de ventiladores mecánicos no invasivos, se espera que los prototipos estén listos para iniciar las pruebas clínicas este próximo fin de semana.

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Los cubrebocas que desarrolla el IPN cuentan con la aplicación de procesos nanotecnológicos y se espera que su efectividad supere a la de los habitualmente usados por el personal sanitario.

Estos se podrán entregar una vez concluida la fase de pruebas. Se podrían producir hasta 50,000 piezas diariamente en alianza con el sector productivo.

El fármaco que el IPN busca aportar es el transferón, un modulador que permite reforzar la respuesta inmune del cuerpo. Para demostrar su eficiencia en respuesta al coronavirus, se ha establecido un protocolo clínico para suministrarlo a 560 pacientes voluntarios en etapa temprana de la enfermedad.

El protocolo está en proceso de autorización por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

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La UAQ ha centrado sus esfuerzos en el desarrollo de una prueba alternativa para la detección del virus. En el protocolo de investigación de esta prueba, la universidad informó que hasta el momento han participado 1,200 personas.

La participación de los interesados consiste en responder un cuestionario en línea en la página www.uaq.mx/covid19, con el cual se determina la viabilidad del candidato. Entonces, se le proporciona cita a través de su correo electrónico y posteriormente se realiza una toma de muestra de exudado faríngeo.

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Los voluntarios deben ser mayores de edad, personas con algún síntoma leve como tos, cefalea, rinorrea, conjuntivitis, odinofagia, o bien, ciudadanos asintomáticos que hayan regresado del extranjero recientemente o estado en contacto con alguna persona contagiada, que tengan riesgo ocupacional o que tengan alguna comorbilidad de riesgo como hipertensión arterial, diabetes o neumopatía crónica.

El Tecnológico de Monterrey es otra de las universidades que han sumado esfuerzos contra el COVID-19, mediante la creación de insumos que ayuden al personal médico a combatir la pandemia.

Uno de los proyectos desarrollados es un ventilador de oxígeno a bajo costo, de fabricación fácil y de uso público.

"Es un respirador inspirado en una investigación que hizo el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y publicó por el 2008", explicó Eduardo González, director del Departamento de Mecánica y Materiales Avanzados en la Región Norte.

En el proyecto participan más de 40 profesores e investigadores de diferentes campus del Tec.

En tanto, egresados y estudiantes de esta universidad también han trabajado en la fabricación de insumos hospitalarios. Por ejemplo, Raymundo Ceja, egresado del Tec campus Zacatecas, reunió a voluntarios para producir caretas, mascarillas y respiradores.

La red que ayudó a crear reunió el apoyo de 15 impresoras 3D y tres máquinas de corte láser, con las cuales ya se entregaron alrededor de 150 caretas a hospitales de Zacatecas.

Erick Ramírez e Hiram Uribe, exalumnos de Ingeniería en Mecatrónica, produjeron con su equipo un lote de 300 caretas para proteger al personal de salud y rescate.

El Centro de Ciencias de Sinaloa se unió a la fabricación de caretas de protección y cubrebocas para donarlos a los centros médicos. Estos instrumentos son elaborados a través de impresoras 3D. Los estudiantes y voluntarios realizan 200 mascarillas diarias y un protector.

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