En la marcha, también hablaron mujeres a quienes nunca les creyeron. Una de las encapuchadas que rompieron ventanas y monumentos se paró frente al Palacio de Bellas Artes para contar su historia.
Toda cubierta de negro, tomó el micrófono y, llorando, dijo frente a la ‘Antimonumenta’: “A mí me tocó la pareja de mi abuela a los siete años. ¿Por qué la gente que nos tiene que cuidar es la que más nos hace daño? Hoy quiero decirles a todas esas niñas, sin importar la edad que tengan, que yo sí les creo”.
Cientos de voces le respondieron que a ella también le creen, mientras abajo, otra de las mujeres que cubría su rostro la abrazó al tiempo que seguía con su llanto.
Cuando comenzó a caer la tarde en el Zócalo, numerosas asistentes a la manifestación gritaron ante granaderos y a las ventanas de Palacio Nacional “¡López Obrador, eres un traidor!”, y después de que lanzaron bombas molotov frente a la Puerta Mariana, muchas madres también lloraron.
Al terminar de dar sus testimonios y demandar justicia, se abrazaron y compartieron su dolor. Al fondo, los gritos seguían escuchándose con fuerza y anunciado que las mujeres mexicanas se mantendrán reclamando soluciones. La consigna de “¡No estás sola!” continuará retumbando.