Crónica| Mujeres unen voz y cimbran México con reclamo de alto a la violencia

En una manifestación histórica más de 80,000 mujeres salieron a las calles para exigir respeto, equidad y sobretodo que “ni una más” de ellas sea asesinada con la impunidad que ocurre hoy en México.
Una sola voz. Este 8 de marzo miles de mujeres tiñeron las calles de morado para exigir una alto a la violencia contra ellas en el país. El año pasado hubo más de mil víctimas de feminicidio.

Las mujeres volvieron a las calles para exigir justicia, pero esta vez lo hicieron en miles. La mayoría lo hizo de manera pacífica, con pancartas, brillantina, blusas moradas y pañuelos verdes.

Sí, otras más rompieron vidrios, quemaron y pintaron bardas. Lo hicieron porque están molestas, enojadas, ¡están hasta la madre! del patriarcado, de las agresiones, de las desapariciones y la violencia que mata a 10 mujeres cada día en el país, sin que nadie haga nada por detenerlo.

“Porque a mi hija se la llevaron”, “porque nos están matando a nuestras hermanas”, “porque a mi amiga la mataron”, “porque a mí me tocaron”, ”porque estamos cansadas de llorar”, “porque estamos hartas, “porque tenemos miedo y ya no queremos tenerlo”, son solo algunos de los motivos que movió a las mujeres a convertir las calles del centro de la ciudad en una ola morada para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Desde temprano, al interior de las estaciones del metro se les veían en grupo de amigas, otras con familia, pero todas, organizándose, dándose consejos de seguridad, y alistándose con sus pañuelos verdes y camisas moradas. Las que no lo traían en la calle, se conseguía un pañuelo por 20 pesos y con 50 te hacías de una bandera con la leyenda “Ni una menos”. ¡Lista para marchar!

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Los contingentes de mujeres llegaron al Monumento a la Revolución —obra conmemorativa de la “tercera transformación” del país— para de ahí dirigirse al Zócalo capitalino, donde antes habían quedado plasmados los nombres de víctimas de feminicidios. Jazmín, Abril, Mariana, Angélica, Irma, sus nombres pintados en letras blancas, frente a Palacio Nacional, en centro del centro del país, para que a nadie se le olvide que existieron, que fueron sonrisa y que alguién decidió arrebatárselas para siempre.

El Monumento a la Revolución, ese que ha sido escenario de conciertos musicales, sin fin de manifestaciones y hasta de carreras de mujeres en tacones, este domingo 8 de marzo se escucharon consignas de dolor y exigencias de justicia. Hasta aquí llegaron familias enteras, desde madres con sus hijos en brazos, hasta abuelitas y niños con mascotas. Algunos hombres que portaban camisas moradas, decidieron retirarse, no sin antes besar y desear “un buen retorno a casa” a sus mujeres.

Y así, la marcha comenzó encabezada por los familiares de víctimas de feminicidio, seguida por madres con niños y los contingentes de mujeres. "¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!", "¡vivas las queremos!", “¡alerta, alerta, alerta que camina!”, fueron las primeras consignas de la manifestación.

Otras más, antes de partir dedicaron unos minutos de su tiempo a hacer un pequeño homenaje a Fátima, la niña que fue asesinada en Tláhuac hace unas semanas, a través de un bordado se invitaba a escribirle un mensaje de justicia.

Originaria de Veracruz, Mariana Montañez Ávila, se sumó a la manifestación para exigir que le devuelvan con vida a su hija Rosa Itzel Montañez desaparecida desde el 27 de noviembre de 2018 en San José del Cabo, Baja California Sur.

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“Desgraciadamente yo solo tengo confianza en Dios, en que me devuelva a mi hija como sea, pero en la justicia del Ministerio Público lo dudo… Esto es real, se las están llevando, las están asesinando, las están secuestrando y no nos las regresan. ¿Qué hizo mi hija?”, sostuvo entre lágrimas la mujer dedicada al trabajo doméstico.

A las 14:00 horas salió el grueso de los contingentes. "Existo porque resisto", "somos el grito de las que ya no están", "sin clientes, no hay trata", "¿Cómo no vamos a estar encabronadas?, nos están matando", “nos hacen cachitos y nos dan el avión”, fueron algunas de las cientos de frases con las que las mujeres manifestaron su enojo hacia la violencia que se manifiesta en 13 delitos de alto impacto cada hora contra ellas.

Pero las exigencias no estaban peladas con el humor. También se hubo oportunidad de exigir la caída del “patriarcado” al ritmo del famoso merengue “Bomba”.

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En su mayor parte el contingente avanzó pacíficamente, pero en avenida Plaza de la República se registraron las primeras pintas de “México feminicida”, “violadores”, y “si te pega no te ama” y en cuestión de segundos la marcha se tornó violenta cuando un grupo de chicas vestidas de negro y encapuchados comenzó a romper vidrios y quemar puertas.

“Fuimos todas, fuimos todas”, defendía la parte trasera de la manifestación, pero otras más respondían “¡con violencia no, con violencia no!”.

De pronto, se dispersó un polvo desde el Hotel sBárcelo y las mujeres y varios niños tuvieron que correr. ¿Qué lanzaron? Se preguntaban algunos. No sé, pero cúbrete la cara para lo que sirvió el paliacate verde icono de las últimas marchas feministas. Metros adelante se tiñó de rojo la fuente ubicada enfrente del edificio de la Lotería Nacional.

Minutos después, otro acto de violencia, el mismo grupo ingresó a un edificio de gobierno, ubicado en avenida Juárez, para pintar y destruir vidrios, y todas corrieron a asegurar que ninguna se quedará dentro luego de que llegara un grupo de policías.

“Si usted no lucha como ellas, aléjese, aléjese”, decían algunas mujeres que resguardaban a las chicas encapuchados mientras pintaban y rompían vidrios.

A un chico, que intentó grabar un clip mientras ellas pintaban, le tiraron su celular y de paso le arrojaron agua. “Ésta es nuestra lucha”, “Fuera hombres, fuera hombres”, fue la exigencia.

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E incluso las mujeres policías que desplegó el gobierno de la Ciudad de México recibieron pintas en sus escudos; déjenlas, ellas también son mujeres gritaban señoras, pero otras más respondían, ¿dónde estaba la policía cuando las mataron?

Y en respuesta a los constantes llamados de la autoridad a marchar en paz, a su paso varias mujeres dejaron pintas, vidrios rotos y tiraron vallas que protegían inmuebles. Pero la respuesta también llegó, en diversos momentos se lanzó gas lacrimógeno contra las mujeres: en Avenida de la República, en Juárez, en Eje Central, en 5 de Mayo y en la misma plancha del Zócalo.

“No es violencia, es autodefensa”, “Yo las prefiero violentas, que muertas”, eran los gritos de defensa de las mujeres, quienes además aprovecharon para recordarle al gobierno que no querían rifa.

Ya en el Zócalo, algunos contingentes fijaron sus posicionamientos. Elizabeth Machuca Campos denunció que su hermana fue víctima de feminicidio en 2017, pero el gobierno pretende reclasificar el delito como homicidio. “No estás sola”, “No fue homicidio, fue feminicidio”, “Justicia, justicia”, le respondieron las mujeres concentradas en el Zócalo. También se escucharon los nombres de Ingrid Escamilla, Fátima, Abril Cecilia, Sara Abigail, y de muchas otras víctimas de feminicidio.

Mientras eso ocurría, uno, dos, tres bombas molotov estallaron frente a Palacio Nacional. Saldo blanco.

Pero con pintas, consignas, alegría, enojo, vidrios rotos, canciones… con todo eso junto, las mujeres de este país alzaron (alzamos) la voz e hicimos historia. Marchamos para reflejar la impotencia de vivir con el miedo de morir en manos de quien un día nos dijo “te amo” o de salir a la calle y no regresar a casa.

Este lunes la lucha continúa, pero hoy se hace en ausencia.