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Sembrando Vida vs. ProÁrbol: dos programas de AMLO y Calderón, cara a cara

¿Cuáles han sido los objetivos de estos programas ambientales federales? ¿Cuál ha sido más ambicioso? ¿Qué críticas han recibido? En este texto, te mostramos el comparativo.
dom 16 febrero 2020 07:00 AM
Programas sociales AMLO
Sembrando Vida es uno de los principales programas sociales del presidente López Obrador.

Desde hace al menos 13 años, los gobiernos federales han implementado programas con el objetivo de plantar millones de árboles en México. En 2007, durante el sexenio de Felipe Calderón, se creó ProÁrbol, mientras que la actual administración de Andrés Manuel López Obrador puso en marcha Sembrando Vida.

En el primer año de implementación de Sembrando Vida, se buscó llegar a la meta de 575 millones de árboles plantados, mientras que la de ProÁrbol era solo de 250 millones de plantas, según el acuerdo que se firmó en su momento con la ONU.

Pero, ¿en qué se parecen estos dos programas federales? ¿Cuáles han sido sus metas? ¿Cuánto dinero público se les ha destinado? Y por útimo, ¿han servido?

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Sergio Madrid Zubirán, director ejecutivo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, considera que son dos programas totalmente diferentes, porque se ubica a Sembrando Vida como un programa forestal, por la parte de siembra de árboles, pero en realidad no es una estrategia de cuidado y conservación de bosques.

“Sembrando Vida es más una estrategia de desarrollo rural, una estrategia para fortalecer las economías campesinas”, afirma.

En eso coincide la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Mocaf), que expresó en un comunicado que Sembrando Vida tiene objetivos distintos a los que persiguen los programas forestales.

“Aunque pareciera que Sembrando Vida suple los enormes huecos que está dejando la Conafor (Comisión Nacional Forestal) en el campo mexicano, no es así, ya que en repetidas ocasiones la propia Secretaría de Bienestar ha declarado que el programa es un programa de bienestar y no es un programa ambiental”, afirmó Gustavo Sánchez Valle, presidente de la red, en octubre pasado.

En el caso de ProÁrbol, Madrid Zubirán señala que los programas grandes de reforestación tienen muy poco efecto.

“Cuando se plantean metas de siembra, estas metas gigantescas de sembrar se enfocan a sembrar esos arbolitos para cumplir con la meta, descuidando cosas que se necesitan para que haya una sobrevivencia y haya una verdadera recuperación de los terrenos que han estado degradados”, dice.

Esas metas de 'vamos a sembrar tantos millones de arbolitos' no sirven, el territorio necesita un manejo cuidadoso que integra un conjunto amplio de acciones (…) La siembra de arbolitos por sí sola, con estas metas, era muy poco eficaz y tenía pocos efectos".

Sobre Sembrando Vida, insiste en que es una estrategia interesante, innovadora, pero con fases de operación que se tienen que mejorar para impulsar las economías campesinas.

“Creemos que es un programa positivo, con muchas áreas que mejorar, para ser un programa que tenga de veras un efecto positivo y pueda tener beneficios sociales y ambientales. Pero, insisto, en el ámbito de las economías campesinas agroforestales, y no es una política forestal”, subraya.

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El reto de plantar 1 millón de hectáreas

Desde antes de iniciar su gobierno, López Obrador prometió que se plantaría 1 millón de hectáreas de árboles frutales y maderables, con lo que se daría trabajo a 400,000 jornaleros.

Ya entrada su administración, dio más detalles del programa, que forma parte de sus proyectos prioritarios. A cada jornalero se le da un apoyo mensual de 5,000 pesos por cultivar 2.5 hectáreas. De acuerdo con el Primer Informe de Gobierno, para 2019 se tenía planeada la producción de 552 millones 541,410 plantas.

En octubre de 2019, la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores, señaló que para las 575,000 hectáreas con las que se comenzó, se requerían alrededor de 575 millones de plantas, es decir, 224.5 millones de plantas más.

De acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Bienestar a Expansión Política, en los 5,000 viveros comunitarios que están funcionando se alcanzará una producción de 285 millones de plantas en cada siembra, que, sumados a los 400 millones de plantas de los 8,000 viveros que se prevén para 2020, darán una capacidad de 685 millones de plantas en dos años.

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Para completar la meta se hicieron convenios de colaboración con gobiernos estatales e instituciones. Por ejemplo, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) prometió entregar 100 millones de plantas, mientras que el gobierno de Tabasco acordó la producción de 3 millones 116,000 árboles de especies tropicales y rápido crecimiento, para lo que se le destinaron 21.2 millones de pesos.

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La secretaria reconoció ante medios que solo se habían conseguido 80 millones de árboles plantados de los 575 millones que estimaba. Argumentó que en el caso de la Sedena solo se entregaron el año pasado 36 millones de árboles, sumado a que se registraron problemas de agua y clima.

El programa ha recibido críticas de organizaciones como Calixaxan, AC, que tras las declaraciones de la secretaria comentó: “El problema no fue climatológico sino de mal diseño del programa, entre otras inconsistencias”. La misma organización denunció en marzo pasado que sembradores estaban quemando sus parcelas para que fueran elegibles para entrar el programa y recibir los apoyos.

ProÁrbol, la propuesta de Calderón

El expresidente Calderón se unió a las críticas del programa Sembrando Vida. “No es un problema del Ejército, sino de la improvisación y falta de profesionalismo del gobierno federal”, aseguró en Twitter.

El mandatario sostuvo que el programa “está mal diseñado porque tiene incentivos que provocan la tala de selvas y bosques en espera de los apoyos, lo que es terrible”.

En su administración, Calderón propuso ProÁrbol, con el que se estimó plantar 250 millones de árboles en 400,000 hectáreas. El proyecto tenía como objetivo incentivar la conservación, protección y restauración de los recursos forestales.

Para el final del sexenio, en 2012, informó que se sembraron más de 1,930 millones de árboles en 2 millones 180,000 hectáreas.

Sin embargo, desde sus primeros años de operación el programa enfrentó críticas de organizaciones como Greenpeace, que denunció en 2009 que 90% de las plantas que se sembraron en el arranque había muerto o fue perjudicial para los ecosistemas mexicanos.

“La actual administración federal se propuso sembrar 250 millones de árboles en 2007, en zonas diversas del país y sin tener Manifestación de Impacto Ambiental para cada predio en el que se hicieron las plantaciones de árboles”, planteó en ese entonces.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) también mostró irregularidades. Si bien señaló que la Conafor cumplió con las disposiciones normativas aplicables al proceso de evaluación y aprobación de proyectos, se omitió reportar montos de apoyos otorgados a beneficiarios de compensación ambiental por cambio de uso de suelo de terrenos forestales, no se comprobaron recursos por la realización de los proyectos y los expedientes de los apoyos presentaron deficiencias en su integración.

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