A las 8:00 horas —según la agrupación—, más de 200 policías estatales se situaron en la entrada de la Escuela Normal Rural Mactumactzá, armados con tanquetas y con gases lacrimógenos, “sin explicación válida alguna”. Media hora después, comenzaron a lanzar las bombas de gas.
“La represión duró por espacio de una hora con un saldo de tres estudiantes heridos, dos madres y su nieta de tres años”, dice el comunicado del Centro Tlachinollan, el cual detalla que dos de los alumnos lesionados se encuentran graves y que las mujeres todavía no han recibido atención médica.
“Las madres y padres de familia de los 43 condenamos la represión desplegada y exigimos pronta atención médica a los lesionados, que se abran los procesos penales y administrativos para establecer responsabilidad a los servidores públicos que incurrieron en uso excesivo de la fuerza y se permita la realización de los ulteriores actos de información, difusión y protesta pacífica de las madres y padres de los 43”, señala el texto.
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Más tarde, organizaciones civiles como el Centro Prodh y Amnistía Internacional, que también han apoyado a las familias de los normalistas en los cinco años que han pasado desde su desaparición, se sumaron a la condena contra estos hechos.