"Mis besos y abrazos no tenían entonces ni tienen ahora esa función. Fueron y siguen siendo un signo que llamaba y llama a la unidad, a la fraternidad, para que juntos, como hermanos de esta patria ensangrentada, poniendo entre paréntesis nuestras diferencias, construyéramos y construyamos una sólida política para enfrentar el horror, una política que el presidente asumió aquel 14 de septiembre de 2018 y que se trabajó con la Segob", explicó Sicilia.
Los balazos no ponen fin a la sangre, agregó, pero tampoco los abrazos que entonces, sin entenderlos, miembros de Morena le reprochaban, y que ahora, sin tampoco entenderlos, defienden como estrategia de paz.
Lee también: Sicilia, LeBarón y Athié, los hombres de la marcha por la Verdad, Justicia y Paz
"La prueba más clara en su espanto de esa política de abrazos, son los 34 mil 582 homicidios y feminicidios acaecidos durante el año que acaba de terminar, la desaparición de cientos o miles más que, según la reactualización de la Comisión Nacional de Búsqueda de Desaparecidos, supera ya la cifra de 61 mil y que los Colectivos de familiares de desaparecidos afirman que es mucho mayor.
"Estas cifras, sumadas a la cifra de víctimas oficiales de los dos gobiernos anteriores,las víctimas, recordemos, son deudas de Estado, dan el escalofriante número de alrededor de 300 mil asesinados, más el de 61 mil desaparecidos, sin tomar en cuenta el número de torturados y desplazados que probablemente frisan el millón", expresó Sicilia.