¿A quién le reza Andrés Manuel López Obrador? ¿Por qué su empeño en citar la Biblia o hablar de valores morales durante sus discursos? ¿Hasta dónde permitirá que las organizaciones religiosas participen en decisiones públicas durante este sexenio? Esas son algunas de las preguntas que Bernardo Barranco se plantea en su nuevo libro, AMLO y la religión (editorial Grijalbo), en el que asegura que la relación del presidente con algunas iglesias representa una amenaza para el Estado laico.
Para Barranco, el que López Obrador esté cerca de ciertas agrupaciones —en particular, de las evangélicas— y les pida ayuda en la ejecución de acciones de su gobierno —como el reparto de la Cartilla moral o la promoción de programas sociales— no solamente es contrario al principio de laicidad plasmado en la Constitución mexicana, sino que puede tener mayores consecuencias a largo plazo. En concreto, según el experto, estos hechos pueden favorecer que grupos conservadores busquen imponer su agenda en políticas públicas y, a su vez, llevar a conflictos entre ellos y sectores progresistas.