No fue sino hasta el domingo que Morales y su gabinete renunciaron y, de inmediato, los gobiernos de la región empezaron a pronunciarse: "Sí fue golpe de Estado", "No fue golpe, fue un proceso legítimo", "Se debe buscar un proceso de transición pacífico".
Esto es lo que han manifestado algunos presidentes y líderes políticos de América y el Caribe respecto de la situación en Bolivia.
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En apoyo a Evo Morales
México. Desde el primer momento, el canciller Marcelo Ebrard manifestó que en Bolivia había "una operación militar en curso", la cual, dijo, México rechaza por ser "similar a aquellos trágicos hechos que ensagrentaron nuestra América Latina el siglo pasado".
Este lunes, Ebrard reiteró que la postura del gobierno mexicano es la de revindicar y demandar el respeto al orden constitucional y a la democracia en Bolivia, por lo que se haría valer el derecho al asilo al exmandatario boliviano.
México, por supuesto, no vería con buenos ojos ningún tipo de gobierno que no emane de un proceso electoral legítimo".
Venezuela. El presidente Nicolás Maduro rechazó categóricamente el "golpe de Estado consumado" contra Morales.
"Las mafias fascistas están asaltando el poder en Bolivia (...) Es un golpe de Estado que no le perdona a Evo haber llevado a Bolivia al mayor crecimiento económico y social de Latinoamérica", escribió el mandatario venezolano en Twitter.
El informe de la Organización de Estados Americanos fue la puñalada y el desencadenante que generó mayores focos de violencia. Han desatado una brutal represión en contra del pueblo boliviano. La OEA forma parte de este golpe de Estado contra nuestro hermano @evoespueblo. pic.twitter.com/BcSfZWtm3K
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) November 11, 2019