“Si piso suelo hondureño, nos matarán”, contó Jimena, una joven de 21 años, a la organización Physicians for Human Rights (PHR) sobre lo que sucedió en su país natal, luego de que su esposo se negó a unirse a una de las pandillas y a ella la golpearon y violaron.
Es uno de los miles de solicitantes de asilo en Estados Unidos que esperan ”atrapados” en Tijuana a raíz de la violencia en sus naciones y el endurecimiento de las políticas del presidente Donald Trump.
Desde su campaña presidencial en 2016, el discurso de Donald Trump contra los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo es que “son un peligro para Estados Unidos”. Ya en el cargo ha mantenido estos señalamientos al grado de acusar a los solicitantes de asilo de exagerar la violencia de la que huyen.