Este libro está basado en los apuntes que tomé en cuatro cuadernos durante mi cobertura de las audiencias del juicio. Lo que hay en las páginas de este trabajo son crónicas hechas por un reportero. Las frases textuales de este trabajo pueden no ser precisas. No sé taquigrafía y en las cortes federales de Estados Unidos está prohibido el uso de grabadoras, teléfonos y cámaras fotográficas durante los juicios. Las únicas herramientas permitidas a los reporteros son papel y pluma.
Todo lo que se expuso en el juicio como documento de prueba, de defensa y la transcripción de lo que se declaró —sin excepción— es del dominio público en Estados Unidos. Esos expedientes “no son documentos exclusivos ni secretos” como luego claman varios reporteros cuando, tarde, los obtienen. En Estados Unidos se paga para conseguir las transcripciones de procesos penales.
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En un futuro, dentro de varios meses, cuando estén disponibles los documentos del juicio contra ‘el Chapo’, seguramente quienes los adquieran encontrarán diferencias con mis citas, tomadas de las notas en mis cuadernos. No temo a eso: será muy válido y justo si me reprochan los errores.
Carezco de memoria fotográfica y, aunque en segundo de secundaria cursé el taller de taquimecanografía —solo porque a esos talleres se inscribían todas las compañeras—, me fue imposible transcribir todo con precisión absoluta y a toda velocidad.
Espero que después de leer este libro, el lector tenga más elementos para concluir si ‘el Chapo’ es en verdad el capo de capos del narcotráfico de México o un simple mito: el campesino que por necesidad y ante la pobreza se transformó en esa leyenda viviente.
Brooklyn, Nueva York, marzo de 2019