Fue el sacerdote Javier “el Pato” Ávila quien reveló que los sacerdotes asesinados conocían a "el Chueco" desde que era pequeño y que después de cometer los crímenes se quedó con el clérigo Jesús Reyes platicando durante una hora y le pidió perdón.
“El delincuente se quedó desconcertado y se puso a platicar con él, le pidió perdón, le pidió confesión. Estuvieron platicando una hora”, contó el padre Ávila a Ciro Gómez Leyva en entrevista radiofónica.
¿Quiénes eran los sacerdotes asesinados ?
Los testimonios de quienes los conocieron coinciden: eran hombres extraordinarios y con vocación de ayudar. El rector de la Universidad Iberoamericana, Luis Arriaga Valenzuela, escribió sobre su trabajo en una columna en Reforma.
Leer hoy al Rector de la @IBERO_mx, lo dice con mucha claridad. pic.twitter.com/idlsPFZ0eE
— José Luis Caballero Ochoa (@JoseLCaballero) June 22, 2022
Señaló que en más de 40 años de trabajo y entrega inquebrantable, aprendieron su legua, participaron en yúmaris y en carreras de bola; alimentaron el entusiasmo y consolaron las “tristezas de sus hermanas y hermanos en la Sierra.
“El Gallo y Morita –como les decíamos sus amigos– fueron jesuitas extraordinarios. Verdaderos hombres de frontera que eligieron compartir la vida con las y los rarámuri”, publicó en el texto “Jesuitas”.
El escritor Marín Solares, autor de “Los minutos negros”, se sumó: “Personas como los padres Joaquín Mora o Javier Campos no abundan en este país. Costará mucho encontrar a dos personas como ellos, dispuestos a dar su vida por un desconocido que llegó a pedir ayuda, perseguido por un sujeto armado”, escribió en su cuenta de Twitter.