MONTERREY, Nuevo León.— El gobernador electo de Nuevo León, Samuel García, se llevó el pasado domingo 6 de junio la entidad que era considerada "la joya de la corona" entre todas las contiendas estatales en marcha este año.
Pero más allá del logro y la celebración, el político de Movimiento Ciudadano (MC) se encamina a iniciar un sexenio en el que deberá librar una constante batalla cuando menos en dos frentes: el Congreso local, en donde PRI y PAN son mayoría, y la relación con el gobierno federal, luego de que ha tenido desencuentros con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hace una semana, el domingo 13 de junio, la Comisión Estatal Electoral (CEE) entregó a García la constancia que lo acredita como gobernador electo. Ese mismo día, el órgano confirmó que el Congreso local estará integrado por 15 diputados del PAN, 14 del PRI, siete de Morena y seis de MC, lo que significa que el partido de García será el de menor representación.