Hacer un diagnóstico oportuno de COVID-19 es importante no solo para la atención médica que se requiera, sino también para limitar la transmisión de la enfermedad por medio del estudio epidemiológico del caso y la trazabilidad de los contactos.
En México, de acuerdo con la Secretaría de Salud, el intervalo entre el inicio de síntomas y el diagnóstico toma alrededor de 3.7 días, siendo los estados de Tabasco, Sinaloa y Sonora, los que toman mayor tiempo y Tamaulipas, el de menor.
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La dependencia enfatiza que conocer el intervalo diagnóstico puede contribuir a mejorar los procesos que debe llevarse a cabo para emitir el diagnóstico confirmatorio, desde una fase pre-analítica, analítica e incluso en la emisión del resultado.
“En la medida que estos intervalos se reduzcan, se evitarán retrasos en la identificación de casos y contactos y establecer medidas de control”, publica en un informe sobre la situación de COVID-19 en México.
Los estados que toman entre cuatro y 4.7 días son Tlaxcala (4.0 días); Baja California, Ciudad de México y Chiapas (4.1 días); Chihuahua (4.2 días); Puebla (4.3 días); Campeche y Guerrero (4.4 días); Sonora (4.5 días); Sinaloa (4.6) y Tabasco (4.7).
Tabasco, ubicada como la entidad que mayor tiempo tarda en hacer el diagnóstico, está en el tercer lugar con más casos de COVID-19 acumulados a la fecha con 9,219 positivos confirmados y 958 decesos.
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Del lado contrario, Tamaulipas es donde se hace un diagnóstico con menor tiempo, en promedio 2.2 días. Le siguen Aguascalientes y Nuevo León (2.4 días); Jalisco (2.8 días), y Yucatán y Zacatecas (2.9 días).
En la entidad fronteriza, se contabilizan 4,825 casos confirmados acumulados y 303 fallecimientos. Está en el puesto por número de casos totales a nivel nacional.
Entre tres y cuatro días están los estados de San Luis Potosí, Guanajuato, Coahuila, Querétaro (3.0 días); Nayarit y Durango (3.1 días); Colima (3.3 días); Baja California Sur y Morelos (3.4); Estado de México y Oaxaca (3.5 días); Quintana Roo, Hidalgo y Michoacán (3.8 días) y Veracruz (3.9 días).
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, ha enfatizado en varias ocasiones que la mayoría de los contagios por COVID-19 son leves y no es necesario que los enfermos acudan a un hospital para recuperarse, pero sí es necesario que permanezcan en casa para no propagar la infección, mientras que los enfermos que padezcan comorbilidades o estén en grupos de riesgo deben tener mayor vigilancia, pues hay probabilidad de que se conviertan en pacientes graves.
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De acuerdo con los Lineamientos Estandarizados para la Vigilancia Epidemiológica y por Laboratorio de la Enfermedad Respiratoria Viral, se considera un "caso sospechoso" a toda persona de cualquier edad que en los últimos siete días haya presentado al menos dos de los siguientes signos y síntomas: tos, fiebre o cefalea, acompañados de al menos uno de los siguientes signos o síntomas:
Disnea (dato de gravedad)
Artralgias
Mialgias
Odinofagia/Ardor faríngeo
Rinorrea
Conjuntivitis
Dolor torácico
Mientras que en el caso de un sospechoso de Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG), se define como toda persona que cumpla con la definición de caso sospechoso de Enfermedad Respiratoria Leve y además presente dificultad respiratoria.
En función de estos datos y siguiendo los lineamientos establecidos, se lleva a cabo la confirmación del caso a través de la toma de muestra correspondiente, la llamada PCR.
Evidencia científica plantea que los síntomas de la infección por COVID-19 aparecen después de un periodo de incubación de 5.2 días, mientras que desde inicio de síntomas hasta la defunción del paciente, hay una variación de 6 a 41 días con una mediana de 14 días. Esto depende de la edad del paciente y su estado del sistema inmunitario.