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La contingencia por el COVID-19 muestra dos Aguascalientes

La capital de Aguascalientes y su periferia viven de manera diferente la epidemia por el nuevo coronavirus.
dom 12 abril 2020 07:15 AM
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El coronavirus trastoca la vida de Aguascalientes de diferente forma en la ciudad y en la periferia.

Hace tres semanas se interrumpió la normalidad en Aguascalientes. La Plaza de Armas, flanqueada por los palacios del poder político y religioso, dejó de ser escenario de la vida pública en la capital hidrocálida.

Los jubilados dejaron de reunirse en las bancas de Exedra. Los cafés, restaurantes y bares que daban vida al corredor Madero-Carranza bajaron sus cortinas. Se callaron las marimbas y el sonido. El Jardín de San Marcos se quedó sin su feria de abril. Se adoptó el home office.

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En las farmacias y supermercados se terminaron los cubrebocas y el gel antibacterial desde el 29 de febrero, cuando se confirmó el primer caso de COVID-19 en México. Esta ciudad, capital de un estado ‘modelo’ de desarrollo económico, miró asombrada cómo la pandemia llegaba al país hasta el 14 de marzo. Ese día confirmó su primer caso, importado de España. Luego todo se suspendió.

La industria entró en paro. Los ancianos dejaron de empacar mercancías en los supermercados. El gobierno mandó a casa a los burócratas que entraban en alguna categoría de riesgo. Se suspendieron los plazos de la justicia y de la transparencia. Los padres se convirtieron en maestros. Los que pudimos y los que no tuvieron de otra, nos quedamos en casa.

Del nuevo coronavirus se sabe poco. Sobre esta pandemia solo hay una certeza: como todo, se vive distinto en el centro que en la periferia.

Aquí parece un día cualquiera. Las calles del alrededor están tan vacías como siempre. Es en la plaza principal donde se concentra la vida pública en Real Asientos: la gente pasea alrededor del kiosko; la carnicería, la tortillería y la papelería despachan con normalidad y en los portales junto a la presidencia municipal no cesa el flujo de comensales de gorditas, tacos y jugos. Aquí no hay cuarentena.

Real de Asientos es la cabecera del municipio de Asientos, ubicado al nororiente de la ciudad de Aguascalientes y colindante con el estado de Zacatecas.

Es 30 de marzo. Hace 10 días que las escuelas suspendieron actividades presenciales y los estudiantes de nivel básico hacen en casa las lecciones que, en una situación normal, estarían haciendo en las aulas. Hoy, los niños y jóvenes hacen mandados, corren y van en bicicleta alrededor del kiosko, como en vacaciones.

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#QuéPasóCon... las pruebas para detectar el COVID-19

Las escuelas y la Casa de la Cultura son lo único que parece haber cerrado. Lo turístico también paró, revela sin querer un guía que, por unos pesos, ofrece folletos para las atracciones: un ex convento franciscano del siglo XVII, túneles, el sótano inundado y las pinturas de la parroquia y un acueducto, cerrados hasta el 26 de abril.

Salvo una fonda a la que suelen ir a comer los mineros, en la plaza y alrededor todo sigue como si nada. Hay gente paseando, descansando, trabajando, comiendo. La licorería abrió (una semana después, con la ley seca, se ordenó que cerrara), la tienda de ropa abrió, la florería abrió. Casi todos los negocios tienen clientes. Aquí no se obligó a los negocios a cerrar.

No es que no haya cuarentena. Sí la hay, pero es a medias.

Patricia atiende la farmacia que está junto a la iglesia. Le acaban de resurtir gel antibacterial, que se había acabado hace unos días, “cuando se empezó a oír” del coronavirus. Hoy vende el litro en 120 pesos, aunque si la gente regatea lo puede dar en 100 porque la dueña de la farmacia sabe que es muy caro. Los cubrebocas cuestan dos pesos la pieza.

Dueños y personal de establecimientos como el suyo recibieron capacitación del gobierno del estado. Les explicaron las medidas de prevención y cómo atender a sus clientes respetando el distanciamiento social.

Además, la presidencia municipal difunde con perifoneo las medidas de higiene, que según Patricia incluyen el uso de cubrebocas, aunque no existe una base científica para recomendarla como medida anticontagio.

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“La gente aquí, al menos en la cabecera, no está acatando las medidas”, dice Aarón Torres en tono de queja.

Aarón es el jefe de enfermeras del Centro de Salud de Asientos. Calcula que, desde que la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia al COVID-19, las solicitudes de consultas en esa unidad han aumentado 60 por ciento. Hasta ahora, ningún caso sospechoso.

El personal del Centro de Salud recibió capacitación para trabajar durante la pandemia, pero no puede realizar detección de COVID-19. Las pruebas se hacen en la unidad móvil que se habilitó en la comunidad de Villa Juárez, a 22 kilómetros de la cabecera municipal, cuando el gobierno del estado lanzó la Estrategia Centinela el 24 de marzo.

“Nosotros nada más tenemos la indicación de que en un supuesto caso sospechoso, se notifique a la jurisdicción (sanitaria) y la jurisdicción va directamente hasta el domicilio de la persona para hacer la detección personalmente. Más que nada por el equipo que hay que usar: hay que usar un equipo especial para evitar propagar más la enfermedad”, explica.

Las instrucciones para atender a la población durante la pandemia están colgadas en la reja de la unidad. Con letras rojas sobre dos pliegos de papel revolución se pide: acudir sin acompañantes a las citas médicas, colocarse en fila sobre las marcas hechas con cinta sobre la banqueta y el piso, entrar hasta salga la persona del turno anterior y sanitizarse las manos con el gel antibacterial puesto junto a la puerta. Pero incluso esas medidas son pasadas por alto por los usuarios.

“Hace rato vino toda una familia y todos querían entrar al mismo tiempo y traían muchos niños”, cuenta Aarón.

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Recomendaciones contra el COVID-19 en Asientos.

A pesar de esa actitud generalizada, hasta el 6 de abril, Asientos registra solo un caso positivo de COVID-19. Fue el segundo caso registrado en todo el estado, un hombre originario de la comunidad de Pilotos, geográficamente más cercana al estado de Zacatecas, que llegó de Nueva York y se reportó voluntariamente a la Secretaría de Salud. Como no manifestó síntomas graves, fue puesto en aislamiento domiciliario, con seguimiento a él y sus contactos.

Además de la capacitación, al personal del Centro de Salud de Asientos se le abasteció de cubrebocas, gel y materiales básicos. Para el jefe de enfermeras, el equipo de la unidad está preparado, pero requerirá más y mejor equipamiento cuando comiencen los contagios comunitarios.

“Creo que aquí lo difícil va a ser cuando escale a fase 3. Ahí sí va a ser más complicado. Creo que sí hace falta un poco más de equipamiento, más que nada para cuando esto empiece a escalar más; quizás ya no sea posible esperar a que vengan de la jurisdicción. Creo que sería lo mejor, hacerlo desde aquí o al menos tener el equipo o las pruebas para hacerlas aquí”, considera.

Mientras, advierte que la pirámide poblacional y la prevalencia de enfermedades crónicas en México son factores en contra. Con eso en mente, pide que las personas se laven las manos, usen gel y, sobre todo, se queden en casa.

***

La entrada de Real de Asientos la inaugura el distrito minero en el que Minera Frisco extrae oro, plata, cobre, plomo y zinc, y que abarca una parte del municipio vecino de Tepezalá.

Ahí es donde trabajan José Carmen y sus cuatro compañeros de vivienda. Para ellos, lo único que ha cambiado es que, ahora, se les pide llevar cubrebocas en la superficie. Y antes de sumergirse en las entrañas de la tierra durante ocho horas, se les toma la temperatura con un termómetro electrónico. También les recomiendan no bajar tanto.

“Pero tenemos que bajar, pues hay que comer”, dice José Carmen Santos, un minero de Guanajuato que llegó hace dos años para trabajar para un contratista de la mina Santa Francisca.

Es el mismo argumento de los pequeños negocios.

Y es que además de las minas de Minera Frisco y los atractivos turísticos, las alternativas más viables para subsistir son el autoempleo o la industria en la capital.

El viernes 27 de marzo, el Congreso de Aguascalientes aprobó, entre otras medidas para mitigar el impacto económico de la emergencia sanitaria en el estado, una bolsa de 10.5 millones de pesos para adelantar recursos a los municipios a cuenta de participaciones federales.

Asientos, según el alcalde Juan Luis Jasso Hernández, solicitaría 2 millones de pesos para rescatar a pequeños comercios.

“Estamos, en conjunto con la Secretaría de Desarrollo Social, trabajando un programa en donde vamos a rescatar a los comerciantes que se han visto más afectados por este tema (...) Tenemos un avance ya en la detección de estos comercios pequeños y vamos a armar un programa en conjunto para rescatarlos”, dijo Jasso a Expansión Política.

Su administración ya repartió gel antibacterial y visitó los negocios para darles a conocer las medidas de higiene. Y aunque no ha ordenado que dejen de atender al público porque, para muchas familias, esos negocios son la única forma de subsistir, no descartó hacerlo conforme avance la epidemia en el estado.

“Nosotros mismos estamos apoyando que continúen con sus ventas, sobre todo quienes venden alimentos, con algunas restricciones. Pero yo creo que estamos ya en el momento de entrar a la etapa en donde sí vamos a tener que tomar medidas más drásticas”, previó.

El presidente municipal aseguró también que ha mantenido contacto con Minera Frisco para que extreme las medidas de prevención mientras continúe operando.

Y en contraste con lo que se ve en la plaza y lo que se percibe en el Centro de Salud, se dice satisfecho con el respeto de la población a las medidas preventivas.

“Gracias a que hemos tomado con seriedad las medidas de prevención, logramos frenar el contagio”.

Entre incredulidad y una cuarentena a medias, hasta el 6 de abril eso sigue siendo cierto.

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