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A un año de Tlahuelilpan, el huachicol y otros delitos acechan Hidalgo

Tiempo después de la explosión y de la reacción oficial que causó, los asaltos y robos han comenzado a preocupar a los pobladores de municipios cercanos a Tlahuelilpan.
sáb 18 enero 2020 07:00 AM
Tlahuelilpan
Una cuadrilla de doce trabajadores de Pemex trabaja en febrero de 2019 para clausurar tomas clandestinas en los ductos de la empresa petrolera en Tlahuelilpan, semanas después de la explosión.

Ha pasado un año de la explosión de Tlahuelilpan, Hidalgo, que dejó un saldo total de 137 personas muertas –69 en el lugar y 68 en hospitalización– y el huachicol aún es un foco rojo en la entidad, así como otro tipo de delitos que se suman a la preocupación de los hidalguenses.

Este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó –sin presentar datos– que Hidalgo es el estado “que tiene más actos de robo de combustible”. También dijo que para atender este y otros delitos está reforzando sus programas sociales estrella, pero aseguró que “no es notorio” el repunte de otros ilícitos como sí ocurre en otras entidades como Guanajuato.

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No obstante, esta percepción del mandatario no es compartida por todos. Una pobladora, una ama de casa del municipio de Tula que viaja cada martes a Tlahuelilpan para hacer sus compras en la plaza que comúnmente se instala en el centro de esta localidad, cuenta que luego de la explosión, los asaltos en el transporte público se hicieron comunes y por ello ahora toma sus previsiones.

#QuePasoCon... el plan contra el huachicol

“Me llevo un teléfono de los chiquitos, en mi monedero llevo poco dinero y los billetes siempre los guardo en el calcetín. Es que ya no se sabe; a mi cuñada le tocó que asaltaron el camión y le quitaron su celular”, relata esta mujer de alrededor de 60 años, quien pidió reservar su nombre por cuestiones de seguridad, a Expansión Política.

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Ella asegura que desde que inició el combate del huachicol, los robos en negocios, en casas, de autos así como los asesinatos a plena luz del día se han “desatado”, pues “todos los que vendían (huachicol) ahora ya no saben ni que robar”.

Un hombre, él habitante de Tlaxcoapan, un municipio localizado a 15 minutos de Tlahuelilpan, en donde la venta de huachicol también era común, coincide que después de la explosión los robos aumentaron y una temporada también se registraron muchos muertos. “Ya daba miedo salir o ver a alguien desconocido; me paniqueaba, sentía que me querían secuestrar, muy feo”.

Esta percepción de inseguridad concuerda con los datos dados a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que indican que en Hidalgo los delitos que más han incrementado de 2018 a 2019 fueron el narcomenudeo y el robo a vehículo, en un 66.33% y 48.76% respectivamente.

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Estos no son los únicos ilícitos a la alza, los homicidios, el secuestro, las extorsiones y el robo a negocio también han tenido un repunte.

La ofensiva contra el huachicol

El presidente López Obrador emprendió desde los primeros meses de su administración una ofensiva para acabar con el robo de combustible. Fue precisamente en este marco que ocurrió la tragedia de Tlahuelilpan, cuyas causas no han sido esclarecidas a la fecha, pero que ha marcado tanto a esta localidad como al municipio. Pese a ello, este ilícito no ha sido erradicado.

El 21 de enero de 2019, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, informó que en 2016, Hidalgo registró 344 tomas clandestinas; en 2017, 1,064 tomas; en 2018, 2,121 tomas. Romero Oropeza explicó en esa ocasión que de las tomas clandestinas en Hidalgo en 2017, 38 fueron en Tlahuelilpan, y en 2018, unas 23.

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El presidente ha reconocido que aún existe este robo de combustible, no obstante ha señalado que este no ha aumentado. En las cifras aportadas este viernes –durante su conferencia mañanera– reportó como las tomas clandestinas pasaron de 1,078 en el mes de enero de 2019 –cuando ocurrió el estallido– hasta unas 444 al cierre de ese año. Los mismos datos muestran que en lo que va de enero son 200 las tomas.

De acuerdo con el gobierno federal, con información del 10 al 16 de enero, en Hidalgo hay 57 tomas clandestinas de robo de hidrocarburos, el Estado de México 22, Guanajuato cinco, Nuevo León dos, Michoacán dos, y entidades como Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Puebla, Querétaro, Baja California, Sonora y Ciudad de México, una cada una.

Ante las acciones gubernamentales, los pobladores confiesan que la venta del huachicol ha cambiado, ya que ahora no es tan evidente. Aunque también señalan que quienes se dedicaban a eso, ahora han buscado otra manera de obtener ingresos, como la venta de droga o por medio de otra actividad ilegal.

“Se rumora que los huachicoleros siguen sacando, pero ya no lo venden descaradamente. La verdad, es que yo digo que ya no hay. Hay militares y los de la Guardia (Nacional) todo el tiempo vigilando”, comenta el poblador de Tlaxcoapan, un hombre de alrededor de 30 años, que también pidió el anonimato.

Y agrega: “Conocí a muchos huachicoleros, no de los pesados, más bien de los que revendían pero les he preguntado y me dicen que ya no hay, que sí trataron pero que cambian seguido al comandante de la policía en la zona y que su jefe les daba su mochada pero pues ya no les convenía porque pedían mucho. Ahora ya los veo que trabajar vendiendo tortillas o de albañiles, y muchos creo que andan en las drogas, porque eso sí se ha descarado”.

No obstante, un joven mecánico –quien también pidió omitir su nombre– que habita en Tula aún se dedica a la ordeña de ductos, y aunque dice que ahora es más complicado ‘huachicolear’, de vez en cuanto recibe el ‘pitazo’ de que hay oportunidad de robar gasolina.

“Ahora los clientes son menos, la mayoría de ellos comenzó a comprar gasolina de manera normal pero cuando llega haber huachicol, lo ofrezco y sí lo compran. El litro lo ando vendiendo en 16 pesos (en promedio,el precio en gasolinería es de 19.50)”.

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