Litigios antichapulines
El chapulinaje en esta legislatura ha tenido dos casos emblemátticos: el del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, quien el 8 de diciembre de 2012 asumió como mandatario estatal para el periodo hasta 2018
Pero en junio de 2018 su partido, el Verde Ecologista (PVEM) modificó de última hora su lista de candidatos plurinominales al Senado de la República para incluir a Velasco como candidato en el segundo lugar de la lista.
Aunque la Constitución federal prohíbe a los gobernadores ser candidatos durante su mandato, el exmandatario lo fue y el 30 de junio el Instituto Nacional Electoral (INE) avaló su registro como abanderado con el argumento de que la prohibición aplica para las candidaturas a cargos de mayoría y no de representación proporcional.
En agosto de ese año el Congreso de Chiapas modificó la Constitución local para permitir que Velasco se fuera de licencia del cargo el 28 de agosto y días después, el 1 de septiembre de 2018 asumiera como senador, cargo que ocupó cuatro días pues el 4 de septiembre pidió licencia y volvió al gobierno chiapaneco.
El Congreso local nombró a Velasco Coello como gobernador sustituto de sí mismo. Regresó al Senado en septiembre de 2019 y pidió licencia este año, en junio, para irse de gira como una de las “corcholatas” que buscaron la postulación presidencial, pero al no conseguirla ya regresó a su escaño.
El otro caso se presentó en Durango y recientemente dio origen a una propuesta de reforma a la Constitución del estado para impedir el chapulinaje.
Se trata del presidente municipal de Durango, José Ramón Enríquez Herrera, quien fue de Morena y ahora es de Movimiento Ciudadano. En 2022 rindió protesta como senador de la República, luego pidió licencia y regresó como alcalde. Hoy de nuevo ocupa su escaño en el Senado.
Por ello el diputado local del partido del Trabajo, Rigoberto Quiñonez Samaniego, propuso una reforma para exigir que para la postulación de presidentes, síndicos y regidores de los ayuntamientos estos obligatoriamente renuncien definitivamente de su cargo 90 días antes del día de la elección y no sólo pidan licencia, con el fin de evitar “chapulines”.
También en el pasado ha habido casos que se han resuelto en tribunales para exigir que legisladores concluyan sus periodos y no salten a otros cargos.
Esa fue la circunstancia que enfrentó la priísta Ivonne Álvarez García, exalcaldesa de Guadalupe, en Nuevo León, quien prometió concluir su gestión pero en enero de 2012, a unos meses de concluir, en octubre de ese año, solicitó licencia al cargo para buscar un escaño en el Senado.
La ciudadana Dinorah Cantú Pedraza solicitó un amparo para revocar la licencia, lo que le fue concedido vía una suspensión temporal y la alcaldesa tuvo que reasumir el cargo, al que nuevamente solicitó licencia más adelante.
Compitió y ganó la elección al Senado de la República, donde fungió como senadora tras ganar su caso en la Suprema Corte de Justicia de la Nación S(CJN), pero dejó inconclusa su gestión y también pidió licencia a ese cargo, en 2015. Hoy es diputada local.
El caso se repitió el mismo año con la alcaldesa de Mérida, Angélica Araujo Lara, del PRI, quien pidió licencia tras 18 meses en el cargo, para irse al Senado.
En ese caso el recurso fue promovido por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), mismo que demandó a la funcionaria por sus reiteradas licencias a sus encargos, en búsqueda de posiciones cada vez más altas. Araujo perdió la elección pero ganó el recurso y fue senadora, pero por la vía plurinominal.