Así es la 'hazaña' de viajar en la Línea 3 del Metro en horas pico
Autoridades capitalinas anticiparon que este sexenio habrá una renovación total de esta línea que va de Indios Verdes a Universidad, sin embargo, no han anunciado proyecto, fechas o presupuesto.
Una oleada de mujeres se apresura a abordar uno de los tres primeros vagones exclusivos del Metro en la estación Centro Médico, de la Línea 3. En el afán de no quedarse en el andén obstruyen el cierre de las puertas automáticas, que insisten con un pitido metálico que se funde con el bullicio.
Es la “hora pico” vespertina y el flujo constante de personas que intenta desplazarse hacia el sur de la Ciudad de México convierte cada viaje en una especie de gesta en la que es necesario librar empujones, saturación, falta de ventilación y desesperantes retrasos atribuidos principalmente a la falta de trenes, en esta línea que cada mes mueve a más de 14.6 millones de personas.
Mochilas, bolsas de mano y abrigos se acomodan entre los pocos espacios que dejan las mujeres, quienes cada vez se estiran más buscando hacerse espacio o agarrarse de donde pueden. En ese intento, el cabello de una de ellas se enreda en los brazos de otra lo que provoca un jalón involuntario a lo que sigue un grito preocupado de: "¡perdooón!" y la respuesta resignada llega casi al instante: "No te preocupes, todas venimos apretadas".
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Esta es una escena cotidiana en Línea 3 del Metro de la Ciudad de México, donde cada día, la confluencia entre las líneas 9 y 3 del Metro se convierte en un punto crítico, más cuando personal médico y administrativo termina su jornada laboral. Pero, la saturación habitual se agrava por las fallas recurrentes del sistema, alargando un trayecto que, ya de por sí, implica un desafío diario.
La situación dentro de los vagones exclusivos para mujeres, diseñados para evitar el acoso en el sistema de transporte, es tanto o más complicada que en los vagones generales, aunque suelen percibirse como menos concurridos.
El resto de los trenes, en los espacios mixtos, el panorama no es muy distinto: empujones, desesperación por los retrasos, incomodidad, fricciones. Todos son afectados sin distinguir edad, ocupación ni destino.
Por las mañanas, la estación Indios Verdes se convierte en un hervidero de movimiento, pues es el punto de partida para miles de usuarios que, desde la alcaldía Gustavo A. Madero, se internan en la Ciudad de México para realizar sus actividades diarias.
En hora pico, los trenes parten repletos desde la terminal y dejan poco margen para que los usuarios de estaciones posteriores puedan abordar con facilidad.
En la estación Potrero, Carlos enfrenta ese desafío a diario. Su destino es la estación Coyoacán y sabe que sus posibilidades de encontrar un asiento son prácticamente nulas; su estrategia, como la de muchos otros, es dejar pasar varios trenes -a veces hasta cuatro- antes de intentar abordar.
“En ocasiones es fácil, pero siempre tengo que entrar y empujar, se molestan los que ya están adentro ¿pero qué hago?”
Carlos, joven usuario de la Línea 3 del Metro.
A pesar de su "técnica", el viaje de Carlos no está exento de contratiempos. Al llegar a Tlatelolco el tren se detiene con las puertas abiertas. Las paradas sin explicación detonan suspiros de frustración entre los usuarios.
El característico sonido de descompresión del sistema hidráulico del Metro se convierte en un símbolo de la impotencia compartida. Ocho minutos de incertidumbre transcurren hasta que los ventiladores y algunas luces del vagón se apagan, lo que intensifica la incomodidad.
“¡Ya valió otra vez!”, exclama otro usuario que se ubica en las puertas del vagón y lucha por no perder su posición. Mira su reloj con insistencia y se asoma hacia la parte delantera del convoy, mientras silbidos surgen de otras partes del andén, como si con esa acción pudieran acelerar el arranque.
Los afortunados que logran viajar sentados deciden tomar una siesta, no solo para recuperar unos minutos de sueño, sino para evitar las miradas de recelo de quienes viajan de pie con incomodidad.
Pocos trenes
La Línea 3 del Metro enfrenta retrasos constantes debido a la saturación de usuarios en distintas horas del día. Según información oficial de la red, de los 54 trenes que deberían estar en circulación, en un día normal sólo operan 40. Esta cifra se reduce a 30 los sábados y apenas a 22 los domingos, lo que prolonga los intervalos entre trenes.
De acuerdo con un informe de Cuenta pública 2021 del Sistema de Transporte Colectivo (STC), esta Línea acumuló 9,879 averías durante los años 2019 al 2021, con un promedio de 3,293 incidentes anuales, convirtiéndola en la segunda línea con más problemas, solo detrás de la Línea B.
La ruta registró un incremento de 74.6% en sus averías de 2019 a 2020, al pasar de 3,452 a 6,030 incidentes.
Pasadas las 19:00 horas del 3 de diciembre, un hombre, aparentemente bajo los efectos de alguna droga, desciende a la zona de vías de la estación Hidalgo.
Ante este hecho, las autoridades deciden cortar la corriente eléctrica para evitar un accidente, mientras elementos de la Policía capitalina intentan persuadir al hombre para que abandone el lugar.
DETIENEN A HOMBRE QUE BAJÓ A VÍAS DEL METRO HIDALGO
Policías capitalinos detuvieron al usuario que provocó retraso en el servicio de la línea 3
El servicio fue interrumpido para retirarlo de los rieles.
En el andén, la mayoría de usuarios observa con molestia el caminar del sujeto por las vías, conscientes de que su viaje se retrasará aún más y, como era de esperarse, los pasillos rumbo a Indios Verdes ya se abarrotaron en cuestión de minutos.
Fabián y su esposa, junto con su pequeña hija, son parte de la multitud que intenta regresar a Indios Verdes después de un día de compras en el Centro Histórico.
“Agarra bien a la niña. Si no entro, nos vemos donde ya sabes”, le dice Fabián. El protocolo familiar se activa cuando llega el primer tres después el incidente en la estación Hidalgo.
Existe un "código no escrito de solidaridad" entre los usuarios y, pese a la saturación de pasajeros, hubo espacio para que entrara la familia y la menor viajara lo menos incómoda.
En el vagón exclusivo de mujeres algunas jóvenes ceden sus asientos a madres con niños en brazos. Pasajeras maniobran como piezas de Tetris para abrir paso a una vendedora ambulante.
Su mercancía: pasadores para el cabello, ligas multicolores y bálsamos labiales de diversos sabores que interesan a varias compradoras que levantan la mano y gritan el sabor del labial de a “10 pesos”, que no tardan el oler al recibirlo.
¿Viene una renovación para la Línea 3?
Mientras usuarios de la Línea 3 sufren retrasos a diario por trenes descompuestos e incidentes diversos, el gobierno de la Ciudad de México anticipa una renovación total de la ruta, como ya lo hace con La línea 1.
“Seguiremos invirtiendo en el corazón de la movilidad de la ciudad, que es nuestro Metro. Vamos a ir transformando y renovando línea por línea: finalizaremos la ampliación de la Línea 12 del Metro, renovaremos la Línea 3 y la Línea A del Metro y daremos mantenimiento permanente al resto de las líneas”, afirmó Brugada tras su toma de protesta, el pasado 5 de octubre.
No obstante, no hay un plan, ni monto de inversión ni fecha para llevarlo a cabo, así que el calvario de viajar a horas "pico" en esta Línea del metro no parece que tendrá una solución pronto.
El renovarla implica una inversión fuerte: de acuerdo con datos oficiales la Línea 1 del Metro tiene una inversión total de 37,000 millones de pesos, pagadera a 18 años. Las obras que iniciaron en 2022 obligaron a cerrar la operación de la línea por tramos y todavía no se abre de manera completa.
Los sistemas de metro en distintas partes del mundo enfrentan desafíos operativos que afectan tanto a los usuarios como a la viabilidad del servicio. En Nueva York, un reporte del contralor Brad Lander reveló que entre 2012 y 2017 los retrasos se triplicaron, con una caída en la velocidad de los trenes a niveles de los años 50.
Además, la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) fue señalada por reportar datos inexactos sobre las causas de los retrasos, atribuyéndolos a "sobrecarga". Estas prácticas no solo distorsionaron la percepción pública, sino que también dificultaron la identificación de problemas estructurales en el servicio.
En Buenos Aires, la línea B del Subte, la más transitada, sufre de material rodante obsoleto, con trenes que tienen más de 65 años de antigüedad y problemas frecuentes de evacuación por fallas eléctricas. A pesar de una licitación en curso para adquirir nuevos vagones, no hay una fecha clara de implementación.
Otros factores, como escaleras y ascensores fuera de servicio, agravan las dificultades para los pasajeros. Estos problemas se suman a los retrasos generalizados y una experiencia de viaje cada vez más deteriorada.
Las soluciones son conocidas: no solo pasan por renovar el material rodante, sino también por implementar sistemas de monitoreo efectivos y acciones de mantenimiento preventivo, es decir, se necesita invertir en el sistema.