La emergencia por los daños causados por el huracán Otis en las costas del estado de Guerrero generó una competencia entre alcaldes y alcaldesas de la Ciudad de México por la instalación de centros de acopio de víveres y apoyos a la población de aquella entidad.
Por diferencias políticas la entrega de los apoyos a los damnificados también se dividieron en instituciones, pues los alcaldes aliancistas, se negaron a proporcionar los donativos al gobierno de la Ciudad de México, mientras que las alcaldías morenistas lo hicieron directamente a la Secretaría de Marina.