Los trabajos fueron supervisados por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, cerca de la medianoche del domingo, donde explicó que el retiro del icónico árbol fue una necesidad ante el riesgo que representaba.
“No fue una decisión de quitarla, la palma tuvo una enfermedad”, comentó.
La mandataria señaló que, aunque esta especie puede vivir hasta 200 años, la altura sobre el nivel del mar y la contaminación complican su supervivencia.
“Las palmas de este tipo, que son de las Islas Canarias, en las Islas Canarias pueden llegar a tener 200 años de vida; aquí a 2 mil 400 metros de altura y con las condiciones de contaminación que se han vivido durante este tiempo y que no son nativas de la Cuenca, están sujetas a distintas enfermedades.
“Los expertos nos dicen que han identificado un hongo, pero también van a revisar porque hay otras palmas que también tienen diversos problemas aquí en la ciudad”, sostuvo.