Ante la ansiedad de los menores, Sheinbaum acortó su discurso para dirigirse a los niños y niñas que la acompañaban en el escenario y tener un breve intercambio con los pequeños.
– "Ella se llama Gina, ¿verdad? Georgina, ¿es traviesísima?, ¿sí es traviesa? ¿Y Lluvia? A ver, diles cómo te llamas" -dijo Sheinbaum.
– "Lluvia" –contestó con voz tímida una niña que, con todo y el moño rosa que adornaba su cabello, mide menos de la mitad que la jefa de Gobierno.
– "Lluvia sabe bailar muy bien, ¿verdad? Ya me chismearon aquí que bailó superbonito en el de diciembre. Y a ti, ¿cómo te llamas?" –agregó la mandataria.
– "Said, Said" –contestó un pequeño de chamarra azul, cuya estatura llegaba al codo de la visitante.
– "¿Qué pediste de Reyes Magos?".
– "Unos aviones y un avión", fue la respuesta.
Los niños dejaron atrás la timidez en cuanto los funcionarios del gobierno capitalino sacaron la Rosca de Reyes y la primera en recibir una rebanada fue Lluvia.
– "Entre Lluvia y yo vamos a poner los tamales" –afirmó Sheinbaum, quien con una sonrisa continuó repartiendo trozos de rosca con acitrón y azúcar.
De pronto, con gritos de “ahora, los regalos”, los niños y niñas se adelantaron a las funcionarias y comenzaron a buscar en la mesa sus juguetes. Sheinbaum, la directora del DIF y la fiscal alcanzaron a los pequeños para poner orden y repartir los regalos que ya traían el nombre de cada niño y niña, para que a todos les tocara.
Un pequeño de unos dos años recibió un carrito montable rojo sobre el cual sus pies apenas tocaban el suelo; mientras la jefa de Gobierno se agachó para empujar el nuevo juguete y dar una vuelta frente a los lentes de fotógrafos y camarógrafos.