En este mismo sentido, el médico Mauricio Rodríguez, profesor de la Facultad de Medicina y vocero de la comisión para COVID-19 de la UNAM, considera que las reaperturas o el regreso de eventos masivos se deben dar dentro del marco de un control epidémico básico, ya que cada vez habrá más gente en los puntos de entretenimiento.
"Si logramos cumplir las medidas básicas para prevenir contagios, podemos ir teniendo reaperturas; el riesgo es que estas se hagan de forma desordenada y mucho de eso no depende del gobierno, depende de quién hace la reapertura. Al gobierno no le alcanzarían los inspectores para andar viendo que restaurantes, tiendas, centros comerciales o centros de espectáculos abran correctamente", alerta.
La experiencia de otros países
Mientras la segunda ola de COVID-19 en febrero atacaba a distintos países, incluido México, Israel acaparó la atención del mundo por haber comenzado una agresiva campaña de vacunación, pues en el primer trimestre del año había llegado a una cobertura de 50% de su población con al menos una dosis.
A mediados de 2021, el país levantó las restricciones comerciales y de viaje y permitió fiestas y eventos masivos; incluso, se popularizaron en redes sociales imágenes que mostraban una sociedad vuelta a la normalidad.
Algo similar ocurrió en Estados Unidos, pues la vacunación avanzó rápido, la población relajó las medidas y en agosto las autoridades de la ciudad de Nueva York organizaron un concierto en Central Park, denominado "We love NY: The homecoming concert".
Para el especialista de la UNAM, Israel y Estados Unidos son el ejemplo de lo que sucede cuando las autoridades relajan las medidas sanitarias y reactivan los distintos sectores económicos de una manera desequilibrada.
"¿Y qué pasó? Pues llegó la variante Delta y les causó un repunte de la epidemia y tuvieron que volver a confinar a las personas y tuvieron que volver a pedir cubrebocas a la población. Estos países han pensado en que las vacunas son la solución, digamos, definitiva, y está comprobado que no", advierte.