A esta situación se suma un elemento en 2021: la pandemia de COVID-19.
La emergencia sanitaria que atraviesa la Ciudad de México representa para los participantes de la actual contienda el reto de no poder llevar a cabo actos masivos para 'mostrar músculo político' hacia sus opositores.
En ese contexto, los debates tendrían que cobrar más relevancia, pero analistas como José Pablo Abreu, director de la licenciatura en Derecho del Tec de Monterrey, consideran que para ganar adeptos muchos candidatos privilegiarán elementos como las plataformas digitales, la pinta de bardas, los carteles, los espectaculares, los recorridos en colonias o las asambleas informativas.
Esos espacios favorecen los mensajes que van en una dirección, en tanto que los debates representan un espacio idóneo para que un elector compare las diferentes opciones políticas para su demarcación, siempre y cuando sean bien utilizados por los contendientes.
"El esquema que conocíamos hace más de cinco años era que se paraban los candidatos y se daban con todo, pareciera que el lodo salpicaba a todos", señala el académico.
Abreu resalta que estos ejercicios no aportan mucho si no hay propuestas o un análisis concreto de la situación que se vive en una entidad o demarcación. Agrega que un debate lleno de ataques e insultos llega a desincentivar el voto o la participación de la ciudadanía no solo en los comicios, sino en la política misma.