#Crónica | La vacunación de adultos mayores en CDMX, entre esperanza y tropiezos

Lourdes Aguirre cumplió 60 años apenas el viernes pero, tras estar formada por dos horas, estuvo a punto de no recibir la vacuna porque su temperatura era alta.

"Estamos en el rayo del sol, hace rato me acaban de tomar la temperatura y tenía 36.3 y ahorita ya tengo 38.2", contó la mujer a Expansión Política.

Tras discutir con personal de Participación Ciudadana y esperar unos minutos a la sombra, su temperatura bajó de nuevo y se le permitió recibir la dosis, luego de que su madre de 82 años saliera tras estar en observación 30 minutos después de la inyección.

"Soy diabética, hipertensa e hipoteroidea, tengo un sinfín de enfermedades que son un riesgo para mí, aunque yo me siento bien, soy una persona saludable dentro de lo que cabe", dijo.

Loto Chiang-San Garduño, de 75 años, ha dejado de ir a nadar debido al cierre temporal de las albercas en la CDMX, que apenas este lunes tienen autorizado reiniciar actividades.

Sentada en una silla plegable, esperaba su turno para recibir la vacuna y ya poder visitar a su familia. Para Loto, cuidarse es una cuestión de disciplina.

"Si ya me toca morirme, muy bien, pero yo hice todo lo que tenía que hacer", afirmó.

La fila desde la puerta de la primaria se desplegaba esta mañana entre los pasillos y las jardineras de los edificios de la Unidad Independencia, a lo largo de unos 300 metros hasta el estacionamiento.

Con fichas verdes, los adultos mayores recibían un turno, pero igual se mantenían en la fila. Solo aquellos en silla de ruedas, muleta o bastón pasaban primero para así evitarles una larga espera.

Rubicela Rodríguez, de 65 años, contó que todos sus hermanos han enfermado de COVID-19, por lo que el vacunar a su madre de 89 años era vital para ella.

"Da seguridad de poderla sacar porque finalmente ella no salía a hacer ninguna actividad. Eso también es una parte importante, la socialización, poder ir con sus hermanas, con sus sobrinas, dijo.

"Prácticamente toda la familia tuvo COVID, todos los hijos, menos nosotras dos. Creo que estamos tocadas por Dios", agregó Rubicela.

En sus ojos asomaron lágrimas de alegría después de que su madre recibiera la vacuna. Ella deberá acudir de nuevo el próximo miércoles para aplicársela y espera en un futuro cercano regresar a una de sus grandes pasiones: correr de nuevo un maratón.

Para Arturo González, de 87 años, la vacuna fue apenas un pinchazo, pero para su hija, Blanca González, de 52 años, es un alivio al dolor que ha atravesado su familia.

"Nos preocupaba demasiado porque esto de la pandemia está muy difícil, en mi familia tuvimos dos decesos fuertes; entonces, nos preocupaba mucho que lo vacunaran", afirmó.

Blanca detalló que una de sus sobrinas fue contagiada de COVID-19 por su esposo asintomático, mientras que en el caso de su prima Elvira nunca supieron dónde adquirió el virus. Ambas fallecieron.

"Sí estamos tristes pero a la vez nos llena de alegría y esperanza", aseguró.

Los episodios ríspidos no faltaron

Con tres horas de anticipación, adultos mayores comenzaron a hacer fila afuera de la Primaria Héroes de Padierna, sin embargo las vacunas llegaron alrededor de las 10:30 de la mañana, una hora y media después del inicio programado de su aplicación.

Con sudor en la frente y enojo en la mirada, un hombre de unos 70 años irrumpió en la primaria para exigir ser vacunado tras seis horas de espera, pero fue detenido por un elemento de la Guardia Nacional quien le impidió llegar hasta el módulo de aplicación.

“¡Llevo aquí desde las 7 de la mañana y no me han dado ni ficha, no puede ser que me hagan esto!”, reclamó a una mujer con un chaleco con la leyenda “Siervos de la Nación” de la Secretaría de Bienestar del Gobierno federal.

Tras ser rechazado, el hombre no tuvo más remedio que regresar a la fila, donde otras 200 personas seguían en espera de una ficha bajo los rayos del sol del mediodía.

“Se dan las fichas para que sepa uno si lo van a vacunar o no, muchos están llegando y ni siquiera saben si los van a vacunar. ¡No es justo!

“Es una tontería porque todo se puede programar, todo se puede programar, no sé por qué no lo hacen. ¡Nos quedamos en el siglo pasado”, afirmó el hombre, quien prefirió omitir su nombre.

Poco después llegó un hombre a preguntar si podrían vacunar a su padre, de 89 años y diabetes, pero al ser residentes de Tlalpan les indicaron que no podían recibir la vacuna en un módulo de Magdalena Contreras.

“¡Por favor! Mi papá es persona en riesgo y no sé para cuándo vayan a vacunar en donde vivimos, ¿hasta cuándo van a comenzar en Tlalpan?”, pidió, pero ante la negativa se retiró en coche junto a su padre.

Pese a que las autoridades planearon la entrega de fichas para que en el caso de existir sobredemanda, los adultos mayores pudieran regresar al día siguiente, la falta de coordinación provocó que las fichas se acabaran por lo cual para asegurar su lugar un familiar se quedaba “apartando” el lugar y en el caso de estar solo, la persona de la tercera edad permanecía en la fila.

Un escenario similar se pudo ver frente a la Unidad de Medicina Familiar 22 del IMSS, donde la fila de mujeres y hombres de más de 60 años daba la vuelta a la cuadra, sin árboles donde pudieran atajarse de los rayos del sol.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, reconoció que a las 9:30 horas había comenzado la aplicación de vacunas en apenas una tercera parte de los 70 puntos de vacunación habilitados en la Ciudad de México.

Hasta las 14:30 horas se habían aplicado en la capital 10,565 dosis de vacunas de la meta de 35,000 para el primer día de vacunación que concluirá a las 20:00 horas.

A casi un año de que el COVID-19 llegó a México, donde ya suma casi 2 millones de contagios acumulados y más de 174,000 fallecimientos, el inicio de la vacunación entre la población general, empezando por los adultos mayores, anima a los ciudadanos. En la CDMX, esta primera jornada arrancó en centros instalados en las alcaldías Magdalena Contreras, Milpa Alta y Cuajimalpa.