¿Fue negligente el gobierno capitalino, principalmente el de Miguel Ángel Mancera, al negar durante una década la existencia de este cartel?
Creo que en temas tan delicados como la colusión de las instituciones con la delincuencia organizada no podemos dar una opinión a menos que sea muy focalizada. En este caso habrá que preguntarles a ellos si esta estrategia que utilizaron les funcionó o no ¿Por qué permitieron que durante 12 años se negara la existencia de los cárteles y la operación tangible de los cárteles? Desde mi punto de vista creo que no funcionaron esas estrategias y que hoy estamos pagando los platos rotos de esas políticas.
Retratas un personaje que es fundamental para entender a esta agrupación, ‘El Betito’, ¿quién es y qué tanto poder concentra a la fecha?
Es un personaje que en muchos medios se ha hablado de él, en corridos incluso, se ha hablado de él en reportajes, en televisión, en radio, pero que hoy en día el único retrato más profundo lo encontramos en El cártel chilango porque tuve oportunidad de platicar con personas que lo conocieron indirectamente de gente que ha trabajado para él y retratan muchas anécdotas que también se quedaron en el tintero por cuestiones de seguridad o por cuestiones de que no le deben de interesar a la vida pública la vida privada de él.
Para entender su personaje en la mafia entendemos que proviene de una familia grande, de personas como sus hermanos que también estuvieron relacionados en asuntos delictivos, que desde chico tenía una fama de matón, que de pronto en su juventud ya se dedicó al asalto de camionetas de valores, que en la escala de los actos delictivos es lo más alto porque se va al todo por nada con una suerte de mentalidad kamikaze. Desde entonces ‘El Betito’ tiene una fama de matón que ha trascendido las fronteras de la colonia Guerrero, donde es oriundo, y que naturalmente lo llevó al narco y su liderazgo y que hasta ahora no lo ha perdido y que no lo va a perder hasta que no se desintegre La Unión.
Hablas de que la propia organización de La Unión ha permitido que opere aún cuando se ataque a sus cabezas, ¿es decir el crimen organizado llegó para quedarse en la ciudad?
No es que haya llegado de afuera más bien ya estaba, pero ahora ha decidido ya no ocultarse. A la Ciudad de México en el argot mafioso se le dice ‘El humo’ por muchas razones, una de ellas es la capacidad que tienen las personas que vivimos en la Ciudad de México pues para confundirnos con otras. Son mares de gentes, hay muchas empresas, hay mucho transporte público, las sedes de Poderes, las avenidas más importantes, empresas internacionales, policías locales, de investigación, federales, Ejército.
Más bien el narco ya no tiene recelo de hacer operaciones violentas en la Ciudad de México que es lo que pasaba antes, que eran un poco más precavidos, no exponían de una manera tan abierta su poder, ahora esto ya se perdió. Lo vimos en varias ocasiones, pero creo que el día que lo vimos más claramente fue con el atentado a Omar García Harfuch.