Saúl, de #NiUnRepartidorMenos, explica que un repartidor puede estar todo un día sin recibir un pedido. A pesar de ello, es posible ganar entre 1,500 y 4,000 pesos a la semana, pero quienes alcanzan este nivel de ingresos están hasta en cinco aplicaciones distintas para tener un mayor volumen de pedidos.
"Si no salimos nos mata el hambre y si salimos nos mata el bicho o algún vocho, alguna persona que crea que su vida vale más que la de nosotros como repartidores", dice Saúl, quien advierte que la relación entre las empresas y ellos es difusa.
"Si realmente fuéramos socios, hubiéramos tomado decisiones respecto a que Uber comprara o no Postmates", dice. "Si te dice cómo hacer las cosas y te paga por ello, es tu patrón. Necesitamos que ellos reconozcan que son nuestros empleadores y vamos a ver cómo hacemos para que poco a poco esto se pueda lograr".
Con paros y marchas, el colectivo #NiUnRepartidorMenos busca conseguir una regulación para esta nueva forma de trabajo, en la que los repartidores puedan tener derechos como cualquier otro empleado que paga impuestos. Para Saúl, su inspiración está en la lucha de las trabajadoras del hogar.
"No estamos en contra de las aplicaciones porque han dado empleo a muchas personas. Sin embargo, creemos que se tiene que regular y debe haber una mejora en este tipo de trabajos", dice el repartidor y activista, al hacer alusión a una batalla que se extenderá más allá de la emergencia sanitaria.