Las luces, música y filas de personas que llenaban por las noches el Callejón del 57 en el Centro Histórico, donde se encuentran lugares como El Marrakech y La Purísima, han sido reemplazados por el silencio, cortinas cerradas y unos pocos transeúntes con cubrebocas.
Esos lugares son una muestra de cómo la vida nocturna en la Ciudad de México se ha acallado ante la emergencia sanitaria causada por la pandemia de COVID-19, por la cual desde hace más de tres meses se mantienen cerrados alrededor de 2,600 establecimientos de impacto zonal que van desde pequeños bares hasta foros de espectáculos.
Ismael Rivera Cruces, presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (Anidice), indica que con el cierre de estos establecimientos se encuentran en riesgo 130,000 empleos directos y otros 250,000 indirectos.