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Boleadores, limpiadores, vendedores: ellos no pueden aplicar "sana distancia"

En el arranque de la Jornada Nacional de Sana Distancia, decenas de personas continuaron en las calles porque viven al día y simplemente no pueden parar.
lun 23 marzo 2020 02:53 PM
Calle CDMX jornada sana distancia
Hay trabajadores en la CDMX que no pueden aplicar las medidas de aislamiento social por COVID-19, pues señalan que viven al día.

Las calles aún no lucen vacías. En las primeras horas del arranque de la Jornada Nacional de Sana Distancia , una medida implementado por el gobierno federal para frenar el mayor número posible de contagios de COVID-19, pero hay una gran cantidad de personas que no se permiten aplicar esta medida, porque dependen del trabajo que hacen en la calle para tener sustento diario.

José Serrano, de 59 años, explica que todo depende del grado de necesidad que tenga cada persona. “Yo voy al día y si no trabajo ¿de dónde?”, dice frente a su puesto de periódicos y revistas.

Como él, decenas de personas tienen que salir de sus casas para trabajar porque viven de sus ventas o de los servicios que realizan… aunque en realidad, la crisis sanitaria y las medidas para evitar la propagación tienen mermados su ingresos.

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En las principales calles de la Ciudad de México abundan los boleadores, los trabajadores de limpieza y de la construcción, los vendedores de jugos, fruta, tamales, tortas, los voceadores, entre otros. En cada esquina de avenida Reforma, se puede ver a un señor frente a su asiento esperando que llegue alguno de los oficinistas para ofrecerle su servicio. Solo que este lunes, y en días pasados, el número de probables clientes disminuyó considerablemente.

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De acuerdo con la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, 12.4 millones de personas en México trabajan por su cuenta y 21 millones trabajan en micro y pequeñas unidades económicas. En tanto que, cuatro de cada 10 vive en situación de pobreza y no tienen el salario necesario para cubrir sus necesidades básicas.

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Los empleos se verán resentidos por el COVID-19.

Afuera de las estaciones de metro, de las escuelas —que desde hoy también están cerradas como parte de las medidas de la Jornada de Sana Distancia—, de bancos y oficinas, en donde algunas también han tomado acciones como reducir al 50% a su personal o autorizar el ‘home office’, los vendedores esperan vender algo que les complete el día.

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Un joven que vende tortas en las calles de la colonia Condesa, donde hay un buen número de oficinistas reconoce que desde que comenzó a saberse más sobre la epidemia han bajado sus ventas. El ejemplo es que en un lunes cualquiera, la fila para comprar sus productos toma hasta media hora, y en esta ocasión, el puesto está vacío.

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Las ventas han bajado en los últimos días.

El vendedor de periódicos explica que él gana aproximadamente 10,000 pesos al mes para vivir, pero que en estos días se conforma con obtener lo suficiente para comer al día siguiente.

Para él, es importante que desde el gobierno de la Ciudad de México se tomen medidas para que más gente como él puedan acatar las medidas de salud y aplicar la Jornada Nacional de Sana Distancia como en otros espacios de trabajo.

“Al menos una solución, que el gobierno de la CDMX diga a cada hogar que se le den 10,000 pesos para la comida para un mes, estoy de acuerdo, entonces sí bajo cortina, pero los gastos de la casa siguen y hay que ser solventes”, comenta.

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Apenas ayer la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció que durante esta semana se cerrarán todos los gimnasios, cines, teatros, museos, bares, discotecas, entre otros, y que este martes se presentará un programa financiero para ayudar a todos estos sectores que resultarán afectados. Además que se buscará que se reduzca a la mitad el personal que trabaja en el gobierno.

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Foto: Ariadna Ortega

Mientras Serrano, quien está en el umbral de ser adulto mayor, población más vulnerable al virus, platica respecto a porqué para él es un lunes normal de trabajo, el titular del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, pasa rápido a comprarle un encendedor, pero al final termina llevándose al menos unos 10 por 50 pesos.

“No hace falta usar tapabocas”, dice cuando se le cuestiona por qué no trae protección sanitaria. Da un paso atrás, cuando se le pregunta si está aplicando las medidas de Sana Distancia. Explica que tienen 80 librerías abiertas y cerraron 42.

El vacío en el Centro Histórico comienza a notarse

El centro histórico de la Ciudad de México ya está comenzando a resentir el impacto del coronavirus.

En sus calles es evidente menor flujo de peatones, pero también de comensales, por lo que restauranteros reportan hasta 90% en la caída de las ventas. También es evidente que algunos negocios prefirieron cerrar, pero hay otros pequeños comerciantes que se resisten a bajar sus cortinas porque les preocupa con qué dinero pagarán su renta.

Silvia Martínez, quien trabaja en el Salón Corona, de la calle Filomeno Mata en el centro, explicó que las ventas están muy bajas, pues hasta las 14:30 de la tarde, habían tenido solo dos mesas de clientes que atender, cuando cualquier otro lunes ya hubieran sido unas 15. Por ello, en ese establecimiento, dedicado al consumo de alimentos y alcohol, han optado porque su personal trabaje cuatro días en lugar de cinco, pero ello traerá implicaciones en las propinas que representan el 50% de sus salarios.

“Todos los días no hay quién me pregunte `¿Vamos a cerrar?”, afirmó la prestadora de servicios mientras al fondo sólo se ve una mesa con cuatro comensales.

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Alejandro Souza, quien tiene a su cargo algunas sucursales de pizzeria en el Centro de la Ciudad de México, aseguró que por las medidas de aislamiento para prevenir la propagación del COVID-19, sus ventas han bajado 80%.

“Nos está pegando muchísimo. Tenemos una caída de ventas de 80%, la gente no está yendo a las sucursales, estamos redoblando esfuerzos de servicio a domicilio, sacamos una página nueva para que los clientes compren certificados de consumo, para que puedan consumir más adelante”, detalló.

Pesé a la difícil situación, aseguró, la prioridad es no despedir a nadie “porque si los dejamos sin el sueldo que perciben no se van a morir del COVID-19, se pueden morir de hambre”.

Pero hay otros quienes en el coronavirus han visto una fuente de ingresos, como el señor Raymundo López quien en estas semanas se ha dedicado a confeccionar cubrebocas lavables con un costo de 20 pesos. Al día vende entre 50 y 60 piezas con diseños de caricaturas animadas.

El domingo se reportaron 316 casos confirmados de COVID-19 lo que significa un incremento de 496% respecto a los reportados la semana pasada. Autoridades del gobierno insisten en que estamos aún en la fase 1 de la epidemia y por eso aún no es necesario endurecer las medidas, como en otros países, que hicieron “toque de queda” y aislamiento obligatorio para frenar la curva de contagios, además de que esto “desgasta” a la sociedad y provoca pérdidas económicas.

Días antes, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se adelantarían las pensiones para adultos mayores, y ayer reconoció que “ya se está sintiendo” una crisis económica por el COVID-19 , por lo que esta mañana señaló que se va a proteger a los más pobres.

“Estamos protegiendo a los débiles, a los pobres, los vamos a blindar porque se mantienen los programas de bienestar y en algunos casos se van a fortalecer. Entonces, blindamos a los pobres”, aseguró este lunes en el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, pero se espera que este martes se den más detalles de los apoyos que se dará a este sector de la población.

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