El vacío en el Centro Histórico comienza a notarse
El centro histórico de la Ciudad de México ya está comenzando a resentir el impacto del coronavirus.
En sus calles es evidente menor flujo de peatones, pero también de comensales, por lo que restauranteros reportan hasta 90% en la caída de las ventas. También es evidente que algunos negocios prefirieron cerrar, pero hay otros pequeños comerciantes que se resisten a bajar sus cortinas porque les preocupa con qué dinero pagarán su renta.
Silvia Martínez, quien trabaja en el Salón Corona, de la calle Filomeno Mata en el centro, explicó que las ventas están muy bajas, pues hasta las 14:30 de la tarde, habían tenido solo dos mesas de clientes que atender, cuando cualquier otro lunes ya hubieran sido unas 15. Por ello, en ese establecimiento, dedicado al consumo de alimentos y alcohol, han optado porque su personal trabaje cuatro días en lugar de cinco, pero ello traerá implicaciones en las propinas que representan el 50% de sus salarios.
“Todos los días no hay quién me pregunte `¿Vamos a cerrar?”, afirmó la prestadora de servicios mientras al fondo sólo se ve una mesa con cuatro comensales.
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Alejandro Souza, quien tiene a su cargo algunas sucursales de pizzeria en el Centro de la Ciudad de México, aseguró que por las medidas de aislamiento para prevenir la propagación del COVID-19, sus ventas han bajado 80%.
“Nos está pegando muchísimo. Tenemos una caída de ventas de 80%, la gente no está yendo a las sucursales, estamos redoblando esfuerzos de servicio a domicilio, sacamos una página nueva para que los clientes compren certificados de consumo, para que puedan consumir más adelante”, detalló.
Pesé a la difícil situación, aseguró, la prioridad es no despedir a nadie “porque si los dejamos sin el sueldo que perciben no se van a morir del COVID-19, se pueden morir de hambre”.
Pero hay otros quienes en el coronavirus han visto una fuente de ingresos, como el señor Raymundo López quien en estas semanas se ha dedicado a confeccionar cubrebocas lavables con un costo de 20 pesos. Al día vende entre 50 y 60 piezas con diseños de caricaturas animadas.