El tapial que rodea los escombros del Colegio Rébsamen advierte “Inmueble asegurado PGJ CDMX. Delito: homicidio”. Las familias fueron llegando de a poco, reconociéndose con un abrazo.
Rodearon lo que queda del inmueble con coronas de flores blancas para iniciar la misa en memoria de quienes eran una promesa y murieron al colapsar la escuela el 19 de septiembre de 2017 .
Mireya Rodríguez Martínez recordó que dos años atrás se desplomó al llegar a la escuela y saber que entre los escombros estaba su hija Paola Mireya de 7 años. También siguen vivos los recuerdos de su sonrisa, los abrazos de su hija.
“Ella me abrazaba, todos los días me decía ‘mamá, te amo’. Unos días antes me dijo ‘mamá yo no me quiero morir’, yo no entendía por qué, me estaba avisando. La recuerdo con su sonrisa, con sus ganas de vivir y quizá para hacer más tolerable el día con día trato de recordarla como ella quisiera.
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“Es muy doloroso como madre ver que este colegio fue la tumba de mi hija”, compartió.
El simulacro de la mañana pasó casi desapercibido en el sitio, pero algunos familiares que ya estaban frente al colegio se abrazaron ante el sonido de la alerta sísmica.
En la misa, unos cien padres, madres y hermanos se acompañaron mientras el sacerdote citó el Evangelio de Lucas donde una mujer conocida como trabajadora sexual lava los pies de Jesús, como ejemplo del perdón a quienes han cometido grandes pecados.
“Ni perdón ni olvido”, dijo Óscar Vargas, padre de Raúl Alexis. “Aquí está tu papá buscando justicia para ti y para todos los niños y así lo haremos día a día, sin importar el dolor y sin importar la ausencia”.
Silencio total afuera del Colegio Rébsamen, que se ubica en la alcaldía de Tlalpan#Video 🎥 @shelmanz
— Expansión Política (@ExpPolitica) September 19, 2019
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Aunque la dueña del Colegio Rébsamen, Mónica García Villegas, y uno de los directores responsables de obra, Juan Mario Velarde, ya están en proceso judicial, hay dos DRO prófugos aún.
Para Óscar la búsqueda de justicia va más allá de que los responsables estén en la cárcel, pues busca que ninguna familia vuelva a perder a un hijo por falta de vigilancia y corrupción en las escuelas.
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“El sentimiento que tuve fue el fin de mi vida. El cortar todos los sueños y las ilusiones que tenía para mi hijo… Nos queda claro que el sismo no los mató, la corrupción con la que operaba el colegio fue lo que mató a nuestros hijos: todas las negligencias, todas las irregularidades.
“Alexis como todos los niños tenía sueños e ilusiones, era un niño amado por su mamá, por mí, por sus hermanos.
Fue mi maestro en esta cuestión de demostrar y dar amor. Por él es que iniciamos esta lucha”, afirmó. Tras la misa los familiares soltaron globos blancos al cielo en memoria de las 26 personas que murieron.
