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Mundial 2026. Cómo el financiamiento puede transformar el turismo capitalino

Este momento representa una oportunidad única para consolidar un modelo de turismo más moderno, competitivo y sostenible, a la altura de la visibilidad internacional que tendrá la ciudad.
vie 24 octubre 2025 06:00 AM
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Si el Mundial será la vitrina del país ante el mundo, el legado dependerá de nuestra capacidad para consolidar una ciudad que no solo atrae turismo, sino que impulsa desarrollo, apunta Carlos Martínez. (Henry Romero/REUTERS)

El Mundial FIFA 2026 marcará un punto de inflexión para la Ciudad de México. En los próximos meses, millones de visitantes llegarán atraídos por el fútbol, la cultura y la vitalidad que caracterizan a la capital. Este momento representa una oportunidad única para consolidar un modelo de turismo más moderno, competitivo y sostenible, a la altura de la visibilidad internacional que tendrá la ciudad.

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El reto no está solo en los estadios, sino en los hoteles, en la infraestructura y en los servicios que sostienen la experiencia de quienes visitan la ciudad. El turismo representa cerca del 10% del PIB local y genera más de 400,000 empleos formales, pero su base —particularmente el sector hotelero— enfrenta limitaciones que podrían comprometer su capacidad de respuesta ante la demanda sin precedentes que traerá el Mundial.

Hoy, más del 90% de las empresas turísticas en la Ciudad de México son micro y pequeñas, muchas de ellas hoteles familiares con décadas de historia, pero sin acceso al financiamiento necesario para modernizarse. La falta de crédito adecuado limita su crecimiento, su eficiencia y su posibilidad de ofrecer servicios competitivos a nivel internacional. Si queremos estar a la altura de un evento global, necesitamos un sector hotelero fortalecido, moderno y con la capacidad de evolucionar.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que esta falta de acceso al crédito constituye uno de los mayores cuellos de botella para el desarrollo del turismo en México. Aun cuando la ciudad crece en número de visitantes y diversifica su oferta —con nuevos corredores culturales, gastronómicos y ecoturísticos—, su base empresarial avanza a un ritmo mucho más lento. La brecha no está en la demanda, sino en la capacidad de respuesta. Sin crédito, la expansión se detiene; sin inversión, la experiencia se estanca.

De ahí la importancia de promover instrumentos financieros diseñados para las necesidades reales del sector. Democratizar el acceso al financiamiento no es una meta retórica, sino una condición indispensable para la competitividad.

La pregunta del millón es ¿cómo podemos hacerlo? La Ciudad de México ya ha dado pasos en esa dirección. La banca de desarrollo, a través de Nafin y Bancomext, ha abierto líneas de crédito para hoteles, restaurantes y operadores turísticos, mientras que el Fondo Mixto de Promoción Turística ha asumido un papel clave de articulación, acercando a los pequeños hoteles con la banca de desarrollo y con nuevas fuentes de financiamiento. Más allá de los recursos, el mensaje es claro; invertir en confianza y en la capacidad de los empresarios locales para sostener el impulso que dejará el evento. Queremos que cada visitante encuentre una ciudad lista para recibirlo con calidad y hospitalidad.

Si queremos que el financiamiento se convierta en una auténtica palanca de desarrollo, no basta con ampliar la oferta de crédito, sino que hay que construir un ecosistema financiero que acompañe, mida y potencie al sector. Para lograrlo, debemos trabajar en 3 frentes:

1. Acceso al crédito, a la medida: Con productos financieros flexibles, montos acorde al tamaño de los hoteles y plazos que respondan a la estacionalidad del negocio. El crédito debe ser una herramienta para innovar, no un obstáculo por falta de requisitos.

2. Vincular el financiamiento con la inversión local y la formalización. Cada peso destinado al turismo puede multiplicarse si fortalece a proveedores de la propia ciudad, fomenta la capacitación y eleva los estándares laborales. Un ecosistema más formal y profesional es también un ecosistema más competitivo.

3. Transparencia y continuidad. Los programas de crédito deben evaluarse, medirse y sostenerse más allá de los ciclos políticos. Un tablero público de resultados —con datos sobre solicitudes, aprobaciones y sectores beneficiados— ayudaría a ajustar las estrategias y a construir confianza entre empresarios, gobierno y banca.

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El Mundial durará solo unas semanas, pero su legado puede transformar nuestra economía por décadas. La oportunidad está en aprovechar ese impulso para fortalecer las capacidades locales que sostienen al turismo día con día. Modernizar hoteles, profesionalizar servicios y diversificar la oferta son inversiones que trascienden cualquier evento; son la base de una ciudad más competitiva, sostenible y atractiva para el futuro.

Si el Mundial será la vitrina del país ante el mundo, el legado dependerá de nuestra capacidad para consolidar una ciudad que no solo atrae turismo, sino que impulsa desarrollo.

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Nota del editor: Carlos Martínez es director general del Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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