- A favor: traducir esta lógica al ámbito público mexicano podría revalorar la seguridad como inversión estratégica, no como gasto. En un país donde la violencia erosiona credibilidad y confianza, una visión de la seguridad como “activo público” permitiría fortalecer instituciones y atraer inversión.
- En contra: la lectura puramente financiera puede mercantilizar la seguridad, subordinando derechos a la rentabilidad. Si el Estado adopta la lógica corporativa sin visión social, reproducirá territorios blindados para el capital y zonas abandonadas para la ciudadanía. México necesita políticas que equilibren eficiencia económica, cohesión social y derechos humanos.
Desinformación y polarización, la nueva inseguridad política
El 73% de las organizaciones encuestadas reportó ataques de desinformación vinculados con incidentes físicos. Ya no se trata de fake news, sino de un dispositivo político que desestabiliza, manipula y polariza.
- A favor: concebir la desinformación como riesgo de seguridad nacional permite diseñar estrategias de comunicación basadas en evidencia y mejorar la respuesta ante crisis. En el contexto mexicano, donde la polarización se ha vuelto táctica de poder, una narrativa institucional sólida podría reducir tensiones y proteger la gobernabilidad democrática.
- En contra: sin contrapesos, esta lucha puede derivar en censura o persecución mediática. Si la “seguridad informativa” se usa para silenciar crítica u oposición, se pervierte el principio mismo de seguridad democrática. México requiere organismos autónomos que promuevan transparencia y pensamiento crítico, no comités que definan la “verdad oficial”.
Tecnología, inteligencia artificial y el dilema de la sustitución
El reporte documenta el auge de la inteligencia artificial en videovigilancia y análisis de riesgos, aunque el 87% de los líderes consultados sigue considerando al factor humano como eje del sistema. La lección es clara: la tecnología amplifica la seguridad, pero no la sustituye.
- A favor: la digitalización de entornos urbanos mexicanos podría mejorar tiempos de respuesta, eficiencia logística y trazabilidad. Los algoritmos, bien implementados, permiten priorizar recursos en zonas críticas y anticipar incidentes, lo que elevaría la capacidad táctica del Estado.
- En contra: la adopción acrítica de IA sin regulación puede generar sesgos, vigilancia abusiva y dependencia tecnológica. En México, el riesgo es instaurar una tecnocracia securitaria donde las decisiones se legitimen por eficiencia, no por principios democráticos. Urge una política nacional de gobernanza algorítmica: auditable, soberana y con enfoque en derechos humanos.
América Latina, seguridad y fragilidad estructural
El estudio ubica a América Latina como región de alta vulnerabilidad por inestabilidad económica y disrupciones en cadenas de suministro. Para México, esto trasciende lo operativo: implica repensar la seguridad como política de integración regional.
- A favor: fortalecer la protección logística, diversificar rutas y coordinar estrategias con socios regionales puede convertir al país en un nodo seguro del nearshoring global. La seguridad económica y energética podría transformarse en ventaja competitiva y diplomática.
- En contra: apostar todo al blindaje tecnológico y la videovigilancia ignora la raíz política del problema: desigualdad, informalidad y debilidad institucional. Sin inversión social y prevención comunitaria, cualquier infraestructura segura será un castillo de arena sobre fracturas sociales permanentes.