Cuando estas cadenas fallan, la oferta no cubre la demanda y se genera escasez. Si el problema persiste, se convierte en desabasto, con consecuencias graves: tratamientos y diagnósticos retrasados, presión adicional sobre un sistema de salud sobrecargado, aumento en los costos de atención, pérdida de productividad y, lo más importante, un impacto directo en la salud de las personas.
En México, las fallas en las cadenas de suministro del sector se han agravado en los últimos años. Un factor clave ha sido la implementación de nuevos esquemas de compra en el sector público en periodos muy cortos, generado desafíos y complicaciones tanto para los proveedores como para los prestadores de servicios de salud.
Durante la pasada administración, se implementaron seis modelos diferentes de compras centralizadas, encabezadas por distintas entidades:
I. Oficialía Mayor de la SHCP (2019): se centralizaron las adquisiciones bajo la coordinación de Secretaría de Hacienda.
II. INSABI (2019): tras su creación como parte de la reestructuración del sector salud, asumió la responsabilidad de las compras consolidadas.
III. UNOPS (2020): el INSABI firmó un acuerdo este organismo para acompañar el proceso de las compras.
IV. INSABI-UNOPS (2021-2022): colaboración entre ambas instancias; la UNOPS ejecutaba las compras bajo la supervisión y coordinación del INSABI.
V. INSABI (2023): tras el fracaso con UNOPS, el INSABI retomó la responsabilidad de las compras.
VI. Birmex y la Secretaría de Salud (2023-2024): se transfirió la responsabilidad de las compras a Birmex, en coordinación con la Secretaría de Salud.
A pesar de estos intentos, ninguno de los modelos logró resolver las fallas estructurales en el sector, lo cual incrementó la presión sobre los hospitales públicos y exacerbó los problemas de desabasto.
Un nuevo modelo de compras
En el primer mes de la nueva administración, Claudia Sheinbaum anunció un modelo renovado para la compra consolidada de medicamentos e insumos para la salud. Éste buscaría corregir las deficiencias de los esquemas anteriores y garantizar un abasto eficiente y equitativo de medicamentos, con procesos más transparentes y una mayor competencia en el mercado.
El nuevo esquema contempla una inversión anual de 130,000 millones de pesos para adquirir cerca de 4.9 mil millones de piezas, que incluyen 4,454 claves de medicamentos e insumos médicos. El modelo bianual busca consolidar la centralización del proceso: los institutos de salud identificarán necesidades, la Secretaría de Salud coordinará las acciones, la Función Pública supervisará el proceso y Birmex gestionará los procedimientos de contratación.
Sin embargo, persisten los retos
A pesar de los esfuerzos por implementar un modelo más robusto, hacia finales de diciembre de 2024, las compras consolidadas aún enfrentan retrasos importantes, generando incertidumbre para los proveedores y comprometiendo el abasto para los primeros meses de 2025. Aunque el esquema cuenta con un liderazgo renovado, los resultados esperados aún no se han alcanzado. De no resolverse estas fallas, las deficiencias en el suministro de medicamentos podrían prolongarse, afectando directamente la calidad y continuidad de la atención en salud.
Los constantes cambios en las reglas y responsables de compra han generado inestabilidad. La falta de claridad en las licitaciones dificulta la planeación de los proveedores, provocando interrupciones que afectan el flujo de insumos y agravan el desabasto.