El debate de hace unos días entre la candidata del Partido Demócrata y el representante del Partido Republicano representa el regreso de una competencia que antes de la declinación Joe Biden, parecía decantarse irremediablemente hacia Donald Trump, con todas las graves implicaciones de un proyecto político perfectamente conocido en todo el sistema de naciones.
El debate del pasado martes confrontó a una Kamala Harris segura, consistente, armoniosa en su narrativa y poderosa en su polémica con Trump. La competencia gestual, dominada en años previos por el republicano, fue arrebatada por Harris. El orden de la agenda fue marcado por la demócrata y Trump, como pocas veces, se vio inseguro, reactivo, previsible. La batalla de las narrativas fue claramente ganada por la candidata demócrata.