Con la elección de Kamala Harris como candidata a la presidencia de Estados Unidos, y la confirmación de Timothy James Waltz como su eventual vicepresidente, se cierran varios procesos que, antes de la declinación de Joe Biden a perseguir un segundo mandato, se comenzaban a interpretar como hechos consumados:
Elecciones en Estados Unidos: reinicio de la contienda
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1. Que Donald Trump estaba iniciando una carrera en solitario hacia la presidencia de Estados Unidos sin apenas una oposición de Biden, quien cada semana demostraba graves limitaciones, físicas, políticas y estratégicas, ante un republicano que apenas necesitaba repetir un guion previsible pero efectivo. Una propuesta política pobre y limitada frente a un demócrata ausente y sin capacidad de respuesta.
2. Un preocupante trasvase de votos de amplios sectores de la población, especialmente las minorías como los hijos de inmigrantes de primera y segunda generación hacia Trump, con lo que ello significaba en términos de la pérdida de bases de apoyo para los demócratas.
3. La radicalización de los discursos de odio, racistas y de división social de Donald Trump, que eran tolerados por una amplia población, de tal forma que esta narrativa avasallaba cualquier otra corriente moderada al interior del Partido Republicano, lo que implicaba una apropiación de facto de este partido por el movimiento trumpista.
La aparición en escena de Kamala Harris, con el respaldo de Waltz, comienza a cuestionar esos hechos consumados. Al parecer, y vistas las estadísticas y sondeos de opinión pública, comienza a detenerse al trasvase de votos hacia los republicanos; Harris está demostrando una notable capacidad de organización, coordinación, de generación de consensos y ha logrado zafarse de la agenda electoral que estaba secuestrada por Trump y ahora ha pasado a apropiarse de una narrativa dinámica, consistente, a pesar de las dudas sobre su programa de gobierno y ha logrado que la novedad de su candidatura atraiga a sectores que se estaban alejando de los demócratas.
Con Waltz, Harris se hace de un socio que potencia una sinergia muy atractiva. El discurso de aceptación de Waltz puso sobre la mesa de debates algunas de las ideas que son constantes en la mente de los ciudadanos de la Unión Americana; por supuesto entró a zonas de riesgo en temas como el aborto, pero la frescura, el dinamismo y la claridad de sus mensajes hacen pensar que la sociedad Harris-Waltz puede tener amplias posibilidades de repetir en la Casa Blanca.
Trump ahora se encuentra ante la disyuntiva de mantener su discurso con el riesgo de perder capacidad de atracción o entrar al debate con la propuesta demócrata, lo que implica entrar a polemizar sobre los temas de la realidad del país. Al parecer para los trumpistas se está terminando la estrategia de debatir con verdades alternativas, y ahí radica la trascendencia de la candidatura de Kamala Harris, lo que a su vez supone un primer triunfo de la fórmula demócrata.
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Nota del editor: Javier Urbano Reyes es profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA); coordinador de la Maestría en Estudios sobre Migración (MEM) del DEI-UIA. javier.urbano@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.