El 1 de julio se cumplieron cuatro años de la entrada en vigor del renovado acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC. Durante ese periodo, nuestro país ha consolidado su liderazgo en materia comercial debido a coyunturas como la rivalidad geopolítica y económica entre EU y China y la ventana de oportunidad que representa la relocalización de empresas a suelo nacional tras las lecciones que dejó la interrupción en la cadena de suministros como consecuencia de la pandemia.
#ColumnaInvitada | Comercio con EU, oportunidades y desafíos
Revisar el T-MEC no será un día de campo. Una de sus novedades es establecer un complejo mecanismo de revisión que permite a cualquiera de las partes a cancelarlo tras 16 años de su entrada en vigor.
@ClauCorichi
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Con datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos sabemos que ese país importó de México 476,000 millones de dólares en 2023, mientras que el valor de las mercancías importadas de China fue de 427,000 millones; muy de cerca le sigue Canadá con 421,000 millones. Del total de las exportaciones mexicanas, el 83% se dirige a la Unión Americana. Texas y California absorbieron la mayor parte de nuestras ventas debido a la estrecha vinculación de zonas industriales en esa región geográfica.
No obstante, el T-MEC ha traído también desavenencias. Se mantiene el litigio sobre la política energética adoptada por México. El 20 de julio de 2022, Estados Unidos solicitó consultas de resolución de disputas argumentando que las políticas en materia de energía que favorecen a Pemex y la CFE violan el Tratado comercial, en detrimento de las empresas de aquel país. En la misma fecha, Canadá presentó su propia solicitud. La prohibición de México a las importaciones del maíz transgénico para consumo humano es otro frente abierto entre los socios comerciales.
En julio de 2026 está programada la revisión del acuerdo y la representante comercial del gobierno norteamericano ya avisó que será “incómoda” ante la necesidad de cambiar el mecanismo de resolución de disputas, así como de encarar la crisis climática y la influencia de China en el sector automotriz.
En contraparte, durante 2023 la Inversión Extranjera Directa (IED) mantuvo su buen ritmo aunque menor al esperado. Nuestro país captó 36,000 millones de dólares por ese concepto, un ligero aumento de 2.2% respecto a 2022; del total de IED el 38% provino de nuestro vecino del norte esencialmente para el sector automotriz y bancario.
Como se ve, existen oportunidades y desafíos para expandir la buena racha que mantiene el sector externo de nuestra economía. Mirar desde diversos ángulos este comportamiento será fundamental para la administración que encabezará a partir de octubre la virtual y primera mujer Presidenta, Claudia Sheinbaum y el futuro secretario de Economía, Marcelo Ebrard.
Durante la campaña la mandataria electa fijó la visión que tiene respecto al nearshoring. En su documento “100 pasos para la Transformación” sostiene que “el desafío es aprovechar la coyuntura económica para sustituir importaciones provenientes principalmente de Asia con producción regional y con un alto contenido nacional. Se trata de producir en América del Norte lo que se consume en América del Norte”.
Asegura que “las inversiones que lleguen deberán comprometerse con el medio ambiente y el uso racional y sostenible de los recursos naturales, con procesos de economía circular y con metas ambiciosas de uso de descarbonización”.
Tras su designación, Ebrard Casaubón delineó entre sus objetivos revisar acuerdos comerciales (México signó también uno con la Unión Europea en 2000), la atracción de inversiones de carácter estratégico y el fomento del desarrollo industrial.
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La revisión del T-MEC no será un día de campo. Una de sus novedades consistió en establecer un complejo mecanismo de revisión que permite a cualquiera de las partes a cancelarlo después de 16 años de su entrada en vigor. Los intereses empresariales de las tres naciones y el peso de sectores clave como el agrícola serán determinantes en las nuevas reglas que se pacten. De ahí que la designación de Ebrard sea un acierto por donde se le vea.
Formado en relaciones internacionales y con experiencia en resolución de conflictos desde su temprana experiencia en la administración pública, el excanciller tuvo un papel relevante en la negociación y posterior ratificación del mecanismo comercial que remplazó al TLC o NAFTA, en medio de intensas presiones del presidente Trump y su equipo que plantearon restricciones inadmisibles para nuestro país. Salvado ese escollo, Ebrard tuvo un papel relevante en la gestión de la pandemia al lograr que Estados Unidos y las grandes farmacéuticas enviaran a nuestro país vacunas en medio del torbellino de la Covid-19.
Atraer nuevas inversiones especializadas en tecnología de la información y de la comunicación, ampliar el portafolio exportador de México, proteger a las mipymes y afrontar el clima de inseguridad, son algunos de los temas en la agenda de comercio exterior del nuevo gobierno, como condición indispensable para fortalecer la inseparable relación bilateral entre naciones vecinas.
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Nota del editor: La autora es titular de la Unidad de Igualdad de Género y Cultura de la Fiscalización de la ASF. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.
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