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#ColumnaInvitada | Ética y responsabilidad en el uso de la IA

¿Cómo podemos garantizar que los sistemas de IA no perpetúen o amplifiquen las desigualdades sociales existentes?
sáb 04 mayo 2024 07:00 AM
IA + ética = una mejor gestión del capital humano
Si bien la tecnología de IA ofrece posibilidades extraordinarias, debe ser guiada por un compromiso firme con los principios éticos y responsable para garantizar que su implementación no sólo sea exitosa, sino también justa y equitativa, señala Julio César Bonilla Gutiérrez.

En la actualidad, estamos siendo testigos de una revolución sin precedentes en el campo de la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología, que alguna vez perteneció al ámbito de la ciencia ficción, se ha infiltrado en cada aspecto de nuestra vida diaria. Desde algoritmos que predicen nuestro comportamiento en las redes sociales hasta sistemas avanzados que pueden diagnosticar enfermedades con una precisión asombrosa, la IA está redefiniendo la realidad presente y futura. Sin embargo, como siempre, a todo gran poder le es correlativa una gran responsabilidad. La ética y la responsabilidad son dos pilares fundamentales que deben guiar el desarrollo y la implementación de la IA para asegurarnos de que estas herramientas tecnológicas que hemos construido sean utilizadas para el bien y no nos sobrepasen.

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El primer desafío que enfrentamos es el desarrollo ético de la tecnología de IA. La ética aborda cuestiones fundamentales sobre lo correcto y lo incorrecto en el contexto del diseño y funcionamiento de los algoritmos. Por ejemplo, ¿cómo podemos garantizar que los sistemas de IA no perpetúen o amplifiquen las desigualdades sociales existentes? Hoy sabemos que un algoritmo puede, sin intención, replicar o incluso exacerbar prejuicios raciales, de género o socioeconómicos si los datos con los que es entrenado están sesgados.

La respuesta a estos desafíos comienza con la transparencia y la inclusión en el proceso de desarrollo de la IA. Es crucial que los equipos que diseñan estas tecnologías sean diversificados y estén compuestos por personas con conocimientos, perspectivas y antecedentes diversos. Esto ayuda a identificar, mitigar y evitar posibles sesgos desde el principio y a lo largo de todo el proceso de desarrollo. Además, la transparencia en el entrenamiento de los modelos de IA permite conocer los datos que se utilizan y cómo se toman las decisiones, lo cual es esencial para construir confianza entre el público.

Más allá del desarrollo, la responsabilidad en la implementación de sistemas de IA es igualmente crucial. ¿Quién es responsable cuando un sistema de IA toma una decisión errónea que resulta en daños? ¿Cómo se pueden establecer sistemas de rendición de cuentas? Estas preguntas abordan la necesidad de crear marcos regulatorios que no sólo promuevan la innovación, sino que también protejan a las personas de posibles daños.

Ahora bien, la implementación de IA también requiere una consideración cuidadosa del impacto a largo plazo de estas tecnologías en el empleo y la economía. A medida que asume roles que tradicionalmente han sido realizados por humanos, surge la preocupación sobre la sustitución de las personas por este tipo de inteligencia y la consecuente pérdida de empleos e incremento de las desigualdades económicas. Es responsabilidad de los desarrolladores, los empresarios y los responsables de las políticas trabajar conjuntamente para asegurar que la transición hacia una economía más automatizada sea justa y equitativa.

Para enfrentar estos y otros retos, es esencial fomentar una cultura de ética y responsabilidad dentro de las organizaciones que desarrollan y utilizan la IA. Esto incluye la formación continua sobre ética para personas ingenieras y desarrolladoras, y la creación de comités de ética que supervisen los proyectos de IA. Las universidades y los centros de investigación también tienen un papel crucial en la formación de las próximas generaciones, inculcando en ellos una comprensión profunda de las implicaciones éticas de su trabajo y las responsabilidades que tienen.

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Por su parte, quienes consumen y usan estas tecnologías deben estar razonablemente informados y educados sobre cómo funciona la IA y cuáles son sus posibles impactos. Un público bien informado es esencial para la creación de una demanda de tecnologías más éticas y responsables. Asimismo, las políticas públicas y las regulaciones habrán de desempeñar un papel fundamental en la configuración de este futuro, asegurando que la tecnología de IA sirva al interés público y fomente una sociedad más justa y equitativa.

En conclusión, la ética y la responsabilidad son más que meros complementos al desarrollo tecnológico; son fundamentales para asegurar que las herramientas de IA que hemos creado sean utilizadas de manera que beneficien a todas y todos. Si bien la tecnología de IA ofrece posibilidades extraordinarias, debe ser guiada por un compromiso firme con los principios éticos y responsable para garantizar que su implementación no sólo sea exitosa, sino también justa y equitativa. La tarea que tenemos por delante es grande, pero es un imperativo que no podemos ignorar si deseamos que la tecnología de IA alcance su verdadero potencial como fuerza para el bien común y el desarrollo democrático.

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Nota del editor: Julio César Bonilla Gutiérrez es Comisionado Ciudadano del INFO CDMX. Síguelo en X( @juliocbonillag ). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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