Samuel mintió al negar que los reventadores que ingresaron violentamente al Congreso fueran sus simpatizantes; muchos de ellos han sido identificados como miembros de MC.
También Dante Delgado, presidente nacional del partido, mintió al afirmar que el nuevo gobernador interino, Luis Enrique Orozco, fue elegido mediante "actos vandálicos, ilegales y antidemocráticos del PRI y del PAN". Los verdaderos actos de vandalismo fueron perpetrados por los seguidores de MC que irrumpieron violentamente en la sesión.
Samuel García pretendió desviar la atención de los hechos al afirmar que elementos de la Fiscalía del Estado ingresaron al pleno del Congreso de Nuevo León armados y con la intención de intimidar y agredir a los diputados. En realidad, los policías ministeriales ingresaron al recinto a solicitud del presidente del Congreso, Mauro Guerra, con el propósito de salvaguardar el recinto y contener la violencia de los seguidores de Samuel.
El resultado de la crisis política y constitucional provocada por Samuel García, se quedó muy lejos de ser lo que él esperaba. Todo se le revirtió.
Entre injurias y burlas, Samuel ordenó flanquear con elementos policiacos la sede del Gobierno del estado para impedir por la fuerza que Enrique Orozco asumiera el cargo como gobernador interino.
Lo que no calculó García fue que –de último momento–, la Suprema Corte habría de publicar un comunicado instando al Gobierno del estado a facilitar que Orozco tomara posesión del cargo.
Así, la SCJN desmoronó las aspiraciones de Samuel, ya no mantendría el control del gobierno estatal mientras emprendía su aventura electoral, no le quedó más remedio que dar reversa a sus aspiraciones y anunciar que retomaba sus funciones como gobernador.
De ese tamaño es el miedo de Samuel García a ser auditado y fiscalizado en su actuar como gobernante, de ese tamaño es lo que esconde.
Presenciamos un vergonzoso capítulo en la corta y, hasta ese momento, exitosa carrera política de Samuel García. Su inmadurez, su radicalismo y su perversidad dilapidaron todo su capital político construido y dejaron claro que lo que menos le importa es el bienestar de Nuevo León y de México en general.
Samuel García se convirtió en un enorme lastre para su estado y para su partido. La conducta infantil y la soberbia que exhibió durante esta crisis, serán el único recuerdo que quede de su fugaz carrera política.
Es una pena, pero la 'nueva política' resultó ser aún más rancia que la vieja.
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